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Arturo Ruiz

Demasiadas tonterías

Desde que aún como alcaldesa Sonia Castedo decidió retar a medio planeta a golpe de mensajes de Facebook hasta que ahora el sucesor de su sucesor, Gabriel Echávarri, destripa a su propio equipo de gobierno a base de tuits contra Pavón y Bellido, Alicante vive en estado de alarma permanente. El problema no es tanto que los socios del tripartito «no sean comedidos» a la hora de plasmar sus diferencias en público, como dijo Bellido el sábado: al fin y al cabo, si lo que estuvieran contraponiendo a través de las redes fueran modelos sociales e ideológicos distintos sobre la Alicante del futuro con argumentos bien razonados, sus cuitas hubieran fomentado un debate enriquecedor que beneficiaría a la sociedad que gestionan. Pero no es el caso. Es lo contrario. Sus diatribas son chuscas, casi barriobajeras. Maisonnave ha sido el último ejemplo: en verdad, lo que Echávarri y Bellido se han achacado es algo así como tú dijiste algo que no has cumplido y eres un mal muchacho y en cambio yo cumplo lo que digo y soy un tipo legal, de esos de con la verdad por delante. O algo así. O viceversa. Todo muy científico. Toda una discusión de gran calado que como comprenderán interesa mucho a parados, vecinos, empresarios, jóvenes, profesionales, jubilados y escolares de esta ciudad. Y ese es el problema: que del Ayuntamiento hace ya mucho tiempo que no sale ningún mensaje de enjundia que mejore la vida cotidiana de esta capital. O, ¿de verdad cree Echávarri que el lunes por la mañana en el bar de barrio de turno, a la hora del almuerzo, cuando todo hijo de vecino le tome el pulso a la difícil semana que se avecina y a las gruesas espesuras que traerá consigo, la principal tertulia a uno y a otro lado de la barra será la sagacidad de su intercambio de golpes con Bellido?

No.

Claro que no. En todo caso será la insoportable levedad del contenido de sus mensajes, tal como habría dicho Kundera de haber elegido nuestro bar de marras para tomarse el café mañanero. Que no es el caso pero es igual.

Maisonnave: resulta que después de un año de mandato estamos como al principio, en el minuto cero: el comercio volverá a abrirse pese a que el alcalde ha malgastado un tiempo eterno en cerrarlo. Y si seguirá abierto es porque así lo ha acordado un área de la Generalitat que por si fuera poco está gestionada por el mismo partido que el de Echávarri. La tendencia del PSPV a la autodestrucción una vez que toca poder a través de vanas trifulcas como ésta no es nueva: ya pasó en tiempos de Joan Lerma, sólo que entonces ese proceso de degradación tardó años en gestarse y ahora se está cociendo en unos meses. Cuidado. A la izquierda del PSOE ha surgido una alianza Podemos-Compromís-EU con expectativas tan amplias que ya no se conforma con recibir más votos que los socialistas sino con vencer al PP. Del PSPV ni habla, como no se habla de adversarios demasiado pequeños. De eso sólo Ximo Puig se ha dado cuenta, pero en la cohibida Ferraz de Pedro Sánchez nadie le ha hecho caso.

Así que cuidado, mucho cuidado. Hay quienes en el pasado han desaparecido del mapa político cometiendo muchas menos tonterías.

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