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Ni criterio ni credibilidad

Fernando Sepulcre no era, en un principio, la persona elegida para ocupar el decisivo escaño que consiguió Ciudadanos en la Diputación. Inicialmente, la formación apostó por Lorena Baeza, concejal de El Campello y que ya dejó su acta el pasado mes de noviembre con unas declaraciones en las que criticaba con dureza el funcionamiento del partido que lidera Albert Rivera. No hubo razones políticas en la designación de Fernando Sepulcre como diputado provincial. Ni una. No se le colocó en ese puesto valorando si era el mejor para defender los intereses de los alicantinos. Todo lo contrario. Sepulcre accedió al sillón en el Palacio Provincial -clave, repito, para quitar y dar mayorías- para cobrar más dinero. Era un encaje más dentro del reparto de sueldos entre los concejales de Ciudadanos en Alicante. Así de claro: Puro interés económico. En menos de un año a Sepulcre se le conoce por su presencia en todos los consejos habidos y por haber para hacer caja, por «apuntarse» como «Willy Fog» a los viajes que organiza la corporación y por sus repentinos cambios en las votaciones. Hoy firma una cosa y mañana, sin ningún motivo, la rechaza. Ni criterio, ni ya tampoco credibilidad.

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