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La margarita estaba pocha

Tenía pinta de tener número par de pétalos se la mirara por donde se la mirara: por la izquierda, por la derecha, desde el mismo confuso centro... Y ya la han deshojado sin mayores glorias los políticos de turno. Algunos ni la han tocado, en una suerte de «dontancredismo» con acento gallego. Otros han jugado a ponerle varios nombres a la amada, sin caer en la cuenta de cuán retorcidísimos resultan a veces los celos. Los más, en fin, asistieron desde la barrera abucheando casi siempre, ovacionando pocas, y mareando al personal siempre. La España de charanga y pandereta que cantara Machado, ahora casi en plan folletinesco.

Y como se avecinan ya sin remisión nuevas elecciones, ya están sucediendo los primeros escarceos. Según algunos medios, Podemos habría tendido la mano a PACMA, esa agrupación ¿política? que lleva ya unos cuantos años de vida, subvencionada no se sabe muy bien por quién ni con qué oscuros objetivos. Las condición «sine qua non» que planteaban a la formación morada era clara: la prohibición de la tauromaquia. Tampoco es que sorprenda lo del partido animalista. Sorprende más que Podemos no haya aceptado ni tocar la margarita que le ofrecían, puesto que su posición ante la fiesta se ha mostrado clara desde siempre: cerrar las subvenciones (incluso aquellas que nunca existieron), promover legislaciones autonómicas y locales para ir cercenando poco a poco la realidad del toreo, y así ahogar todo lo que estuviera relacionado con el toro (incluso al propio animal, que en realidad les importa a todos un carajo) y todo pareciera una muerte natural. No se sabe si esta nueva decisión conlleva un aparente «postureo» de cara al votante con inquietudes taurinas, o constituye simplemente una estrategia electoral más. «Por sus hechos los conoceréis», dice la evangélica sentencia, y los hechos de Podemos frente a los toros han sido siempre muy claros. Mientras confundan ecologismo con animalismo, mal andamos.

El «reich animalista» (nueva forma de denominar a los nuevos movimientos disney de protección animal) sigue su estrategia. Esta semana han embadurnado con pintura roja la estatua de Manolo Montoliu que está a las puertas de la plaza de toros de Valencia. Tan cultos ellos, tan sensibles, en nombre de la libertad y del respeto por los animales. Estos son los mismos que luego comparten vídeos de gatitos y perros monísimos en actitudes pseudo-humanas. Las empresas de alimentación y productos dedicados a las mascotas siguen multiplicando mientras tanto su facturación. Y, lo que es peor, a muchos de nuestros vecinos les sigue provocando más lástima la gatita que está amamantando sola a sus crías en un solar abandonado que el indigente que pide en la esquina, los inmigrantes que no pueden tener asistencia sanitaria por unos papeles o los millones de refugiados que huyen de una guerra injusta y ajena y no tienen donde caerse muertos. Horror de que sea tan literal el significado de esta frase. Eso sí, PACMA pide una seguridad social pública para animales, una fiscalía contra el maltrato animal y un seguimiento especial para animales de compañía que viven en familias con situaciones de maltrato, entre otras lindezas. Más de doscientos veinte mil votos obtuvieron el 20-D. Aviso a navegantes.

Por Alicante, a la espera de las decisiones «tripartitas», seguimos esperando las combinaciones de la próxima Feria de Hogueras. Conociendo a la empresa, a buen seguro que habrán coqueteado con José Tomás. Conociendo al de Galapagar, a buen seguro que a última hora la margarita también habrá sido par y con pocos ceros. Con la de argumentos que hay hoy en el escalafón, tampoco es que haga falta la vuelta de ningún mesías. Eso sí: si vuelve, le esperaremos con la devoción debida. Que no sea por la fe.

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