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Apuntes afilados

Sin tetas económicas no hay paraísos

El paraíso está en Panamá y en otros lugares de similar índole. Se monta una empresa de ficción y a saborear las mieles del éxito. El de unos cuantos. La pasta se oculta bajo ese colchón y no es preciso pagar impuestos en tu propio país. El 1% de los individuos más forrados practica el sano deporte de la evasión de capitales. Hay que estar en forma y con el dinero blindado para lo que se tercie. No existe ningún interés en solucionar este problema, un grano en la retaguardia que sufre la controlada población. La riqueza de unos es la pobreza de muchos. Y los líderes de uso corriente, claro, tienen la sagrada obligación de gestionar esos ideales de la mejor manera, con objeto de que la clase depredadora tenga la bondad de poner migajas a cambio de que la gente de a pie se las gane con sudor, lágrimas y asumiendo abusos. A eso se le llama, pomposamente, estar a la cabeza de la creación de empleo en Europa por la gracia de Dios o de la Virgen del Rocío, estrecha colaboradora de la ministra de Trabajo en funciones, si es que funciona. ¿Cómo van a barrer el patio del mundo quienes lo ensucian? La transferencia de fondos a los paraísos fiscales, o fecales si lo prefieren, no es ninguna novedad mundial, salvo que estos papeles sacan a la luz nombres concretos, incluso para desviar la atención. El fraude es una práctica, patrocinada por el (des)orden de cosas establecido, de la que se benefician los ladrones de guante blanco. Los grupos financieros y empresariales con la canalización de la gran banca, adalid de las políticas de recortes contra la población, como ordenan las buenas costumbres, para paliar el déficit público que genera la ley del revólver político y económico. La crisis ha sido la magnífica excusa. Recortar, más aún, servicios públicos y cortar el pescuezo a la ciudadanía. Así funciona la doble moral o la inmoralidad de esta chirriante maquinaria que siempre quieren conducir los listos con la intención de doblegar al vecino. Por cierto, Panama Papers es una investigación financiada por diversas instituciones estadounidenses. Los jinetes del dólar, mientras, disimulan. En las tierras de Obama también hay tetas económicas y paraísos.

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