Ninette y un señor de Murcia
Teatro Principal de Alicante
De Miguel Mihura.Compañía: La Ruta.Dirección: César Oliva.
La excelente arquitectura escénica tiene planteamiento, nudo y desenlace en la onda de la tradicional comedia. La gracia textual es permanente pero el espectáculo funciona con cierta irregularidad. Estrenada en 1964, Ninette y un señor de Murcia obtuvo un éxito enorme y el Premio Nacional Calderón de la Barca. La dirigió el propio Miguel Mihura porque necesitaba controlar todo para que no cayese en la comicidad vulgar y lograse los matices idóneos. Los actores, perfectamente acoplados a los papeles y con gracia auténtica, eran (y continúan siendo) vitales para reírse del tópico y de la rígida seriedad. Para verle la trampa a las cosas y darse cuenta de por dónde cojean. La obra es la misma de siempre. Sin embargo, late la necesidad de mejores ajustes en el ritmo, pausado o más ágil cuando toca, en las situaciones y en la tarea de los intérpretes con el fin de que la palabra hilarante y las réplicas logren su pleno valor. Es imprescindible si se quiere llevar a efecto una comedia seria, como ha querido el veterano director y pedagogo César Oliva. Los pasajes divierten, no dejan de entretener y no traspasan la línea roja, aunque uno sepa que cabe esperar más mediante esta aventura de un hombre conservador y reprimido en París. Jorge Basanta es el turista que recibe una herencia y alquila la habitación de unos españoles exiliados. Mihura usó el audaz recurso, en aquel momento, del personaje que se dirige a los espectadores en diversas ocasiones. Basanta acoge el papel sobriamente, asumiendo cómo debe hacerse y con algunas limitaciones. La hija de los emigrantes le atrapa en su red y éste no pone los pies en la calle. Natalia Sánchez exhibe la sensualidad de la joven francesa, y los engaños o las confusiones dan aliento en el ámbito de una escenografía estilizada y opaca. Javier Mora, el amigo, airea su desparpajo con intenciones cómicas, pasándose un poco. Y Julieta Serrano y Miguel Rellán, con humor y ternura, aportan su veteranía en esta producción murciana. El cine adaptó la pieza. Mihura escribió la segunda parte y Garci filmó las dos haciendo Ninette. Escaso público a pesar de ser asequible para la mayoría.
