Menudo regreso tuvo Andreu Buenafuente tras el Domingo de Resurrección. A eso se le llama volver a lo grande. Después de los 40 programas de invierno, y en el pórtico de iniciar los otros 40 de la temporada de primavera (intuyo que la edición número 80, que se emitirá el 2 de junio, podría ser la de la despedida) dio la impresión de que Andreu venía crecido de las vacaciones.
No en vano el 18 de marzo se había estrenado en salas su primera película como actor protagonista, producida por él mismo, que aguantó en el ranking de las 5 más vistas de las vacaciones, envite de Batman Vs. Superman incluido, envite que los excelsos guionistas del programa no pasaron por alto dedicándole un gag muy divertido.
Y si hablamos de guionistas tampoco podemos dejar atrás a los miembros del equipo de producción y postproducción de Late Motiv, que nos regalaron una versión de Ben-Hur (en funciones), llamada a convertirse en un fenómeno en las redes sociales (atención a los cameos), y que convirtieron el plató, durante la entrevista a Anabel Alonso (la voz más popular de Buscando a Nemo) en una pecera gigante. Hallazgos audiovisuales ante los que no podemos menos que ponernos en pie y aplaudir junto al público de la grada.
Bastaron diez días seguidos sin Late Motiv para, a su regreso, volver a acusar su autoridad moral, lo que una apuesta audiovisual de este calado supone en el contexto de la televisión actual, elevando la media de la calidad notablemente.
Qué duda cabe que no habría programa sin equipo, pero, en un caso tan personalísimo como el que nos ocupa, queda igualmente claro que no habría equipo sin un líder carismático como lo es Andreu Buenafuente. Está en racha. Vive un momento dulce. Y así lo transmite.
