Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Sempere

Nos mojamos

Nos mojamos. Lo dice Elena S. Sánchez en el inicio de Días de cine. Véannos. Sígannos si quieren estar al día de la actualidad cinematográfica. Nos mojamos. Pues no seré yo quien diga lo contrario. Salvo que se trate de cine español. ¿Hay alguna consigna? ¿Es políticamente incorrecto cuestionar una película, cuando sale mal, por el hecho de que sea española, mientras de las extranjeras, es decir, de todas las demás, se habla con completa libertad? ¿Por qué el único programa de crítica cinematográfica de nuestras televisiones en abierto, no puede ejercer con libertad su derecho a valorar una película razonadamente? ¿Acaso no es esa su razón de ser? ¿Qué sentido tiene que un espacio dirigido a un público formado, cuya audiencia apenas llega a un 1%, obvie sistemáticamente cualquier descalificación o comentario negativo a un estreno cuya producción sea nacional?

En lo que va de año ocurrió con Incidencias, Embarazados, Tenemos que hablar, Vulcania y, en el último programa, con El pregón. Ni una valoración. Ni un comentario. Ni una palabra por encima de otra. Buena muestra de que la pieza ni siquiera adquiría el rango de reportaje se reconocía en el hecho de que no iba firmada, que no tenía autoría, a diferencia de todas las demás, dedicadas a los otros 8 estrenos del fin de semana.

¿Se puede calificar esto de complejo de inferioridad? ¿O de pacatería sacristana, esa expresión que tanto le gusta a Mirito Torreiro? Flaco favor hace a la Crítica cinematográfica, escrita en mayúsculas, como materia de estudio, el hecho de que un programa que cumplirá 25 años en octubre prive a sus espectadores de la opinión del equipo sobre las obras nacionales. Claro, que luego llegará la temporada de buenas películas y esas sí se valorarán. Y a buen entendedor pocas palabras bastan. Pero no es eso. No es eso. Hay que mojarse. Pero de verdad.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats