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Isabel Vicente

CON OTRA CARA

Isabel Vicente

¿Alcaldía o embarazo?

Cuando una cree que hay debates superados, al menos en países teóricamente modernos, la tozuda realidad viene a demostrar lo contrario. Andan en Italia estos días enfrascados en una polémica tan viejuna y desfasada como indignante: cuestionar si una mujer, al ser madre, debe ostentar un puesto de responsabilidad. Berlusconi y otros miembros de su partido, Forza Italia, creen que no, y así lo han manifestado al ser preguntados sobre si Giorgia Meloni, embarazada de dos meses, puede aspirar a la alcaldía de Roma. «Una mamá no puede dedicarse a un trabajo que le ocupa 14 horas al día», ha dicho el ex primer ministro italiano, y se ha quedado tan ancho.

Todo esto surgió cuando otro candidato conservador, Guido Bertolaso, descartó la posibilidad de incorporar a Meloni a su equipo alegado que una mujer embarazada «debe hacer de madre. Es la cosa más bella que le puede ocurrir a una mujer en la vida y no tener que ocuparse de los baches de Roma, de la suciedad, del tráfico, de las ratas, la criminalidad y todo lo demás», ha dicho el figura, argumento que comparte su líder Berlusconi.

Por supuesto, no todos en Italia viven en el Pleistoceno, y de inmediato han surgido voces contrarias a esta postura como la del propio primer ministro Matteo Renzi o la de varias mujeres del gobierno como la ministra de Sanidad, Beatrice Lorenzin, quien ha afirmado indignada que «Italia no es un país para mujeres».

Lo bueno que ha tenido esta tocada de narices a Giorgia Meloni, es que parece haber sido un revulsivo para disipar las dudas sobre su futuro político, y el miércoles anunciaba su candidatura a la alcaldía de Roma enfrentándose a su compañero de partido y en contra de la opinión de Silvio Berlusconi, que fue su mentor político. Meloni, por muy ultraconservadora que sea, ha dicho que «ningún hombre puede decirle a una mujer lo que puede o no puede hacer durante su embarazo», y recordó que el símbolo de la ciudad es el de una loba amamantando a mellizos. Asegura que se presenta para ganar y no parece que el embarazo vaya a suponerle ningún problema en su objetivo, como no lo ha supuesto a millones de mujeres que han demostrado que la maternidad puede compaginarse con una carrera de éxito. Ha dicho Berlusconi con un sonrojante paternalismo que la alcaldía de Roma sería para la candidata «un trabajo terrible porque la ciudad está en una situación desastrosa», provocada, por cierto, por sucesivos gobiernos municipales plagados de escándalos y no precisamente relacionados con tener niños pequeños. Algunos deberían darse un punto en la boca.

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