¿Se acuerdan de cuando Pau Gasol, entonces jugador de los Memphis Grizzlies y luego de Los Ángeles Lakers, era la imagen de la Costa Blanca? Fueron innumerables las fotos del mejor jugador de la historia del baloncesto español en campus deportivos de niños becados por la Diputación alicantina, en un auditorio en la costa, bajo un palmeral... Y siempre junto a un alcalde del PP. Hoy, con la perspectiva del tiempo, sabemos que durante esos años nuestra tierra perdió 6.000 turistas (exceptuando Benidorm). Y todo por el módico precio, según diversos cálculos, de no menos de cinco millones de euros.
Esta introducción no busca denigrar la capacidad patrocinadora de Gasol, sobradamente demostrada por distintas marcas. Simplemente resaltar el que seguramente es uno de los autopatrocinios más caros de la historia democrática y un ejemplo de mala estrategia de marketing turístico del Patronato Costa Blanca que sirvió para... ¿Afianzar el sentimiento «costablanquino» entre nosotros mismos? «Gasol visita Torrevieja y Elche para patrocinar la Costa Blanca» podía leerse en titulares durante el periodo de los siete años que duró el patrocinio.
Y la historia viene al caso porque recientemente la Generalitat ha publicado un decreto por el cual pasa a coordinar las acciones de las marcas turísticas valencianas. Este hecho ha originado una reacción de rechazo en la Diputación de Alicante, con su presidente, César Sánchez, a la cabeza alegando que se invaden sus competencias, que es el preámbulo de la destrucción de lo alicantino, etc.
En este sentido, hay que tener en cuenta que el PP en todos estos años ha sido incapaz de elaborar ni siquiera un triste balance anual de la temporada turística en la Costa Blanca, un documento que se puede encontrar en línea en la web de cualquier destino turístico con un mínimo de relevancia. También, según algunos expertos, su plan de comunicación estratégico carece de elementos que vayan más allá de lo general y heterogéneo.
Que el presidente de la Diputación, César Sánchez, y el presidente del Patronato, Eduardo Dolón, se hayan envuelto en la bandera de la Costa Blanca sorprende también por otros factores. Dos documentos elaborados por administraciones del PP recogen esta necesidad de coordinación: el Plan de Espacios Turísticos de la Comunidad Valenciana (2007) y el plan Estratégico Global del Turismo 2010-2020. De hecho, el decreto de la Generalitat recoge esta necesidad sustentándose en la Constitución y el Estatuto de Autonomía, que otorgan las competencias de turismo en exclusiva al Consell. Y sorprende porque la necesidad de coordinación entre administraciones y una mayor eficiencia es un clamor entre los empresarios, cansados de viajar a Madrid para fotografiarse con el alcalde de turno en la feria Fitur.
¿De verdad piensa César Sánchez que las diputaciones pueden por sí mismas y sin coordinación alguna posicionarse en mercados emisores como el asiático? Nadie va a robar las competencias en turismo a las diputaciones. Representantes del gobierno valenciano se sentarán junto con representantes de las diputaciones para consensuar y coordinar desde planes de acción conjunta, a la comunicación y creación de nuevos productos, etc. El fin es evitar duplicidades y la falta de coherencia en diversos aspectos de nuestra política turística.
O dicho de otro modo, evitar «gasoladas» y sacar provecho a nuestra inversión. Quizás parte del dinero gastado en fotos de Gasol con alcaldes populares podría haberse destinado a salvar el patrimonio industrial de la provincia, del que ha desaparecido un 11% del que estaba ya en teoría protegido. No hay que irse a Berlín para ver cómo se rentabilizan turísticamente estos patrimonios, yendo a Barcelona se percata uno. Que se lo hubieran preguntado a Pau.
