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Francisco Esquivel

Tiene que llover

Francisco Esquivel

Movilidad «A» y movilidad en «B»

Tras ver Brooklyn, hermosa película basada en la novela de un autor irlandés, un director de Cork y una portentosa actriz estadounidense de idéntico origen al de los anteriores, me vino la escena de la mañana en la que dejé atrás mi ciudad. Mis padres hicieron los 120 kilómetros hasta Córdoba en el coche para volverse por su cuenta mientras yo seguía rumbo al Mediterráneo, no sin antes propinarnos abrazos y advertir a continuación por el retrovisor cómo les caía lagrimones en descarnada y armoniosa competencia con los míos. Me fui porque llevaba un tiempo en paro, acababa de aprobarse la Carta Magna, vivíamos en plena ebullición, corría el riesgo de tirarme por otros derroteros seductores cuando lo que perseguía era seguir siendo carne de Redacción e irme con el ejemplar recién salido a la cama -si además venía alguien más, ya ni les cuento- y, periodísticamente, lo que había por allí era aún menos atractivo que Donald Trump. Al segundo día de insertarme en el paradero escogido supe que era mi sitio y el llanto se borró del mapa.

Años después, la papelera Holmen invitó a componentes de esta casa a ver sus instalaciones en Estocolmo y a pescar cangrejos. Otros tiempos, sin duda, en los que hasta los animalitos estaban convencidos de que andaban p´alante. El relaciones públicas, que parloteaba lo escandinavo como Abba, era de Málaga. En su caso se dio el piro por un amor de otro tipo. Se ligó a la famosa sueca de los sesenta, se casaron y, a los nueve meses de comer espetos, soltó ella que hacia los fiordos o nasti.

En la necesidad de comprobar si uno es capaz de salir adelante por sí mismo, de montarse su propia vida reside el meollo de lo que soñamos ser. Por eso cada día que pasa resulta más sangrante tener chavales desparramados en destinos forzados, mochileros diplomados que pelean con amiguetes por ver si consiguen servir y limpiar la cocina en cualquier Burger de Londres o de Dublín. Es lo que la galana llamó movilidad exterior. Esperemos que, a la mayor brevedad posible, lo pruebe.

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