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Crónicas precarias

En defensa de Rita Barberá

Ahora que la entrañable Rita Barberá está sufriendo una campaña de acoso y derribo por parte de los radicales antisistema -que cada vez son más, incluso están infiltrados en las filas del PP- quiero romper una lanza en favor de esta diva de la escena política. En mi opinión, está teniendo un comportamiento intachable: las divas no piden disculpas, las divas no se retiran, las divas nunca se rinden. Por eso brillan con luz propia.

Es más, creo que en estos momentos de dolor y deslealtad, nuestra diosa parlamentaria está realizando un ejercicio de absoluta fidelidad a sí misma. Cuando has construido toda tu carrera basándote en la soberbia y el autoritarismo, lo más congruente y sincero es mantener dicha línea de actuación aunque te veas cercada por el infortunio.

¿Eres el rigor de las desdichas y tus antiguos amiguitos ya no te ajuntan en el patio del cole? Da lo mismo, tú mantente bien chula y prepotente. La que tuvo, retuvo. Demuéstrales quién manda aquí. ¿No te quieres someter a «tribunales populares e inconstitucionales» (el simpático sobrenombre que Rita le ha puesto al parlamento valenciano porque ella es una demócrata de toda la vida)? Pues no te sometas, que las divas tampoco están para esas tonterías.

De hecho, me hubiera decepcionado tremendamente que ahora se mostrase modosa, humilde y arrepentida. Si somos el kraken, lo somos hasta el final, hasta sus últimas consecuencias. Lo contrario sería traicionar sus principios morales. Dimitir es de cobardes y mediocres. De gente con poco carisma. ¿Habéis visto a Beyoncé dimitiendo de algo? Claro que no, porque es una mujer de bandera.

Os pasáis la vida pidiendo coherencia a los políticos y cuando una es coherente con su ideario arrogante y perdonavidas, ponéis el grito en el cielo y os indignáis. De verdad, es que no estáis contentos con nada, seguro que sois los clásicos tiquismiquis que en los restaurantes torturáis a los camareros quejándoos de todos los platos. Más os tendrían que haber robado, por cansinos.

Además, que si no recuerdas si un subalterno tuyo se ha llevado unos millocenjos o no se los ha llevado, pues no te acuerdas y punto. Y si tienes que amenazar a tus compañeros de partido con empezar a airear sus trapos sucios, pues adelante, señal de que sabes defender lo que es tuyo y no te dejas amedrentar. Los tronistas de Mujeres y hombres y viceversa también lo hacen. En vez de elefantiásicos collares de perlas llevan silicona y ropa de licra, pero la esencia marrullera es la misma. De hecho, como esto siga así, cualquier día vemos a Rita pegándose con sus enemigos en algún aparcamiento.

En cualquier caso, si al final no soporta la melancolía y dimite, yo la acojo en casa, que sufro muchos con los seres vivos caídos en desgracia. Perros tuertos, pulgosos y cojos; payasos tristes con la ropa raída y el maquillaje cuarteado; abnegadas alcaldesas tan ocupadas arreglando farolas o pavimentando calles con sus propias manos que no tienen tiempo para enterarse de si la gente a su alrededor amaña contratos, tiene una caja B o juega a la petanca... Me los llevaría a todos a vivir a una cabaña en el monte para que pudieran corretear libremente entre cabritillos y abetos. ¡Serían tan felices!

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