Según fuentes de toda solvencia, el pseudo-periodista que esto les escribe ha podido confirmar lo siguiente: dando muestras de su gran bonhomía, equilibrio y gusto futbolístico, Vicente del Bosque podría haber puesto en conocimiento de su equipo técnico que el día que Aritz Aduriz marque un gol de tacón desde el medio campo y con las manos atadas a la espalda, quizá se plantearía (quizá, sólo quizá...) la posibilidad de convocarle a la selección para cubrir el puesto de utillero, vacante desde el último mundial.
No esperábamos menos de alguien tan sensato, ecuánime y equilibrado (cuando perdimos 1-5 contra Holanda dijo: «hemos perdido porque hemos jugado peor»: a ver quién supera eso...). El seleccionador, tan exquisitamente diplomático y melindroso cuando se trata de cuestiones que afectan a los aristocráticos jugadores blancos o azulgranas, desmiente así a los que le afean el desprecio realizado a los méritos que el vasco lleva acumulando «in crescendo» en las últimas dos temporadas, metiendo goles de cabeza, en carrera, por desmarque o de volea en cualquier competición, y en un equipo como el Athlétic, (equipo conocido, como todo el mundo sabe, por el sinfín de oportunidades que genera en cada partido). Con su valiente decisión, Del Bosque desmiente de forma categórica que esté perdidamente enamorado de Diego Costa («a mi edad, ya no estoy para sus trotes», habría confirmado a su círculo más íntimo).
De esta manera, el seleccionador da una muestra más de su proverbial carácter y conocimiento balompédico y hasta parece que, tras el enésimo golazo de esta temporada que el delantero bilbaíno hizó el pasado jueves al Olimpique de Marsella, le llamó por teléfono para darle algunos buenos consejos que facilitaran su convocatoria de cara a la opinión pública y publicada («Llora y quéjate del arbitraje tras los partidos, líate con cualquier modelo, hazte tatuajes en el culo, ponte unas rastas de diseño, o sal en alguna tertulia con Pedrerol haciendo el mono: toda ayuda es poca, Aritz, que llevarle las botas a Casillas, o planchar las camisetas de Ramos o Piqué es un honor que no se presenta todos los días...»). El bueno de Aduriz, en vez de mandar al marqués a tomar viento -que es lo que tendría que hacer- no solo parece que agradeció la llamada, si no que le confirmó que si hay que ir, se va, naturalmente...
