Recibo lo siguiente por guasá. En un trozo de mesa se ven dos huevos junto a la cáscara de otro, cuya yema corona una montañita de harina; azúcar y mantequilla dispuestos sobre sus respectivos contenedores y, junto a estos elementos, una batidora manual. La imagen viene coronada por un mensaje: «Me he enterado que Ikea cumple 25 años; pues nada, felicidades y aquí tiene su tarta». La verdad es que para los componentes del gobierno local de Alicante, la fórmula es ideal a la hora de hacer llegar algún presente, porque pactando la tarta...¡uf!
Si no, vean. Al menos hay seis coles -Gastón Castelló, Los Almendros, La Aneja, San Gabriel, 9 d´Octubre y Virgen del Remedio- que, para la mejora y cuidado de sus instalaciones, asisten absortos con la forma en que pesoe y Compromís se tiran la pelota a fin de demostrar cuál es más dejado a la hora de ponerse manos a la obra, si la conselleria o la concejalía. Pero como no quieren que nadie se considere excluido en el apartado de trifulcas internas, el grupo del alcalde choca con Guanyar en que éste no está dispuesto a que la banda municipal -la de música, en este caso- participe en las procesiones. Con cuatro años al ritmo desplegado, el legado promete y está por desentrañar aún si la pecera de la Plaza Nueva se reabrirá para dar cabida en su interior a veladores también o si el río que estos forman en Castaños será el que albergue a la próxima suelta de peces. Todo es posible en el Trialacant.
Hasta que falle el reloj del Ayuntamiento, la hora se retrase y deje de tocar el himno. El especialista que lo ha arreglado atribuye lo ocurrido a una subida de tensión relacionada con algún problema eléctrico, pero, claro, es que el hombre está empadronado en Murcia. Asegura que en el artilugio se desprogramó el sistema tras entonar en fiestas Noche de paz. Siendo así de sensible, qué vida le espera.
