Hoy, 21 de enero, se celebra el día europeo de la mediación y todos los colectivos implicados en ella intentamos acercarla al ciudadano, instituciones y empresas como otra forma de abordar los conflictos para solucionarlos.

La mediación es un método de resolución de conflictos en el que, en un ambiente de confidencialidad, un tercero imparcial (el mediador), que es experto en técnicas de comunicación y negociación, ayuda a las partes a pasar de posiciones encontradas hacia soluciones colaborativas que posibiliten un acuerdo consensuado y válido para todas ellas.

Como abogadas en ejercicio y mediadoras, conocemos que no siempre las sentencias favorables dictadas por los jueces llegan a satisfacer plenamente las expectativas que los clientes se crean cuando se interponen los procedimientos judiciales, por tratarse en gran medida de fallos estandarizados y ajustados a leyes impersonales, que no contemplan las necesidades de las situaciones concretas.

La lentitud de la justicia hace que, hasta 2015, se encuentren en las cuentas de consignaciones de los juzgados españoles casi cuatro mil millones de euros a la espera de su entrega a sus legítimos acreedores, lo que nos da una visión de la pérdida económica que supone la total judicialización de los problemas de la sociedad.

En el ámbito empresarial, una justicia lenta y encorsetada, puede conllevar la ineficacia de las sentencias favorables ante la imposibilidad de su cumplimiento por desaparición del patrimonio o liquidez de los condenados en ellas. O puede provocar pérdida de oportunidades de negocio futuras por la ruptura de relaciones comerciales, con el consiguiente deterioro del entramado empresarial y consecuentemente de la economía.

Las empresas necesitan métodos adecuados que no entorpezcan su desarrollo y faciliten sus relaciones con los operadores económicos, de manera ágil, flexible, rápida y confidencial y ahí está la mediación como herramienta para conseguirlo.

La mediación permite a la empresa resolver sus conflictos, tanto los que se originan en el seno de su organización como los que resultan de sus relaciones con otras empresas, proveedores o clientes, de una manera rápida, preservando la confidencialidad, las relaciones comerciales así como las propiamente laborales de los equipos que la componen.

Con la mediación, las empresas pueden llegar a solucionar sus conflictos en breves espacios de tiempo, pues las sesiones no se dilatan más allá de unas semanas o incluso unos días. Tratándose de manera confidencial sus conflictos, se preserva la buena imagen de la empresa. Llegando a acuerdos personalizados para cada caso concreto, se obtienen cumplimientos serios y mantenidos en el tiempo. La implicación de las empresas en la gestión de sus propios conflictos salvaguarda las relaciones comerciales.

A esto llamamos los «costes invisibles» de los conflictos en los que la mediación puede prestar su mejor papel: a) el tiempo que los directivos invierten en los litigios; b) pérdida de capacidad productiva por enfrentamientos internos; c) pérdida de oportunidades de negocio, por asuntos concatenados o supeditados; d) pérdida o deterioro de las redes comerciales; e) deterioro de la imagen de empresa, pudiendo afectar negativamente a la confianza generada en el mercado por la marca empresarial.

La Empresa Familiar, mayoritaria en el tejido empresarial español, en donde coexisten dos estructuras interrelacionadas, la organización empresarial y la familia, encuentra en la mediación un método de gestión de conflicto que tiene en cuenta el vínculo (es decir, el parentesco) y el status de cada uno en la organización (ya sea como propietarios, gestores o trabajadores), atendiendo al distinto el interés que cada grupo pueda tener en el funcionamiento, desarrollo y resultados de la empresa, lo cual permite que vuelva a tener la fortaleza que evite el desgaste que conllevan las peleas internas, atendiendo a aquellas dificultades que afectan al desarrollo y viabilidad de los negocios.

Por ello es importante estimular, mediante la intervención de mediadores profesionales, una dinámica en la propia familia que mejore las relaciones interpersonales, potencie la resolución colaborativa de conflictos y ayude a la toma incluyente de decisiones.

La mediación en definitiva es la herramienta al servicio de la sociedad, y de la empresa en particular, para afrontar de una manera responsable y autónoma la gestión de los conflictos que permita rentabilizar los esfuerzos realizados.