Hace unos días fue noticia el incremento demográfico experimentado por el municipio sanvicentero en los últimos años. Concretamente un incremento del 22% en los últimos diez años, hasta llegar a los 56.302 actuales.

Tal hecho merece un análisis y algún comentario a la luz de la socioeconomía, el urbanismo y, concretamente, modelos de ciudad. Ante el incremento elevado de tal variable, la demografía local, nos podemos preguntar si ello, en sí, es bueno, muy bueno, malo, muy malo o depende.

Y, obviamente depende, ya que, para considerar ese dato en su justa medida, tenemos que estimarlo globalmente y conjuntamente con las demás variables locales, es decir, la base económica del municipio, el número de empresas, las actividades económicas, los servicios municipales, etc. etc. y, sobre todo, con el número de empleos o puestos de trabajo en la localidad.

Cuando una variable experimenta un gran incremento que no es acompañado por el mismo incremento o similar de otras variables, nos lleva a una situación de desequilibrio, y, sobre todo, a medio plazo. Y entonces la cuestión es que la variable demográfica sanvicentera ha experimentado un gran incremento, mientras que las demás variables económicas locales no han experimentado la misma evolución, o en muchos casos han disminuido.

¿Cuál es la base económica local? Y más si la comparamos con la de hace unos años, donde con un tercio de población el número de empleos que ofrecía esa base económica era el triple del actual (incluyendo ya la Universidad). Crece la población, no la economía local, la cual baja.

En definitiva, el incremento desproporcionado de la demografía en relación con las actividades económicas locales es un factor de desequilibrio, o dicho de otra manera, la población crece porque el municipio se ha convertido, y se convierte cada vez más, en la ciudad dormitorio, no sólo de L' Alacantí, sino de toda el área comprendida entre Benidorm y Torrevieja. Todo ello desmonta discursos triunfalistas.

Y si ese desequilibro continúa, se llega a la masificación y de la ciudad dormitorio se pasa al suburbio. Los análisis y estudios realizados, tanto en las universidades de Alicante como también la de Valencia, dejan claro que los desequilibrios locales en el caso sanvicentero, y evidentemente en todos los lugares son negativos, y que una ciudad dormitorio es por definición una estructura desequilibrada, «desestructurada», con una población no cohesionada, más vulnerable ante las crisis económicas. Todo ello se puede ver analizando indicadores socioeconómicos, como número de empresas y evolución, tasa de paro, participación en actividades sociales, festeras, etc. etc.

Si lo más que nos pueda interesar es crecer en población, sin tener en cuenta las demás variables económicas expuestas, y siendo una ciudad dormitorio-suburbial cada vez «más importante» nada hay que objetar, pero, si por el contrario queremos que el municipio sanvicentero sea un municipio equilibrado, con una estructura económica polivalente y, por tanto diversificada, con una «ciudad a la medida de las personas», entonces la tarea que debe realizar la nueva corporación municipal es la de definir que debe ser Sant Vicent del Raspeig en los próximos cuarenta años.

Y aunque ello no sea fácil, el margen es el que hay, pero si queda margen importante, la actual corporación debe plasmar un nuevo plan estructural urbanístico que defina las bases del crecimiento sanvicentero, globalmente, no sólo en población, es decir un modelo de ciudad. Labor que nos consta están en ella y en la que les deseamos éxito.