Prácticamente han pasado dos semanas desde que arrancó 2016, que, dicen, será el año de la recuperación a todos los niveles. ¡A ver si es verdad, porque la cosa, en Orihuela, está más «pará» que las 8.000 figuras de los guerreros y caballos -con sus carros y «to»- de terracota (también conocidos como los guerreros de Xi'an) que fueron enterradas, hace 2226 años -ahí es «ná»-, junto al primer emperador chino de la Dinastía, Qin Shi Huang!.

Tengo la sensación de que este año -¡el de la recuperación!- va a traernos -a los oriolanos- más de lo mismo. ¡Me cachis!. ¡Y a las pruebas me remito! El otro día leí en el diario -¡que costumbre más fea tengo, la de leer!- que Bascuñana, en un alarde de imaginación y después de una tormenta de ideas que lo ha «dejao» «to» loco -por el esfuerzo mental que le supuso-, ha desempolvado proyectos que pretendió -¡y digo pretendió!- poner en marcha la Princesa Lorente; o sea, que, como mínimo, se parieron hace ocho años -con lo que de nuevos tienen lo que yo de monje budista- y que, por cuestiones que no vienen al caso -¡o sí!-, pasaron a dormir el sueño de los justos. ¡Y todo contando con que la Comunidad Europea tenga a bien mandar perras para ejecutarlos, porque lo que es la Generalidad del tío Puig -donde manda la Oltra (Compromís-Podemos) va a dar el doble de lo que le dieron los «gavioteros» a mosén Guillén; a él, en toda la legislatura y haciendo gala de una inusitada solidaridad, no le asignaron «na» y, por la misma regla de tres, a los «bascuñanistas» les van a conceder «na» de «na», porque hay que recordar que aquí «gobiernan» -es un decir- los «peperos» y en el «cap i casal» los «sosiatas» -es otro decir- por lo que me barrunto que van a dar lo mismo que le dieron a Clavijo.

Y como la cosa siga como va, sin Gobierno -no sé si alguna vez lo hubo-, mucho me temo que Montoro tampoco va a mandar un duro para hacer los proyectos que, cual mago Merlín, se ha sacado «Bascu» de la chistera, aunque él -Merlín- llevaba «capurucho». Cuando leí lo de la «Smart City» pensé que se trataba de un modelo de coche -lo prometo- y resulta que es hacer más inteligente la ciudad. ¡Cuidadín, que esta historia ya la pretendió Manolo Abadía (recordemos que, por «listico» le empitonó el toro)!. ¿Y qué me decís del Cinturón de la Sierra o rehabilitar el casco histórico?. ¡Nunca es tarde si?!. ¡Por su sirve, García Ortuño quiso rehabilitar el castillo de los moros!

De todas formas, por muchos buenos propósitos que se hayan hecho para el año que acaba de arrancar y en cuanto a la vida palaciega se refiere, éste es el momento en el que no se va a cumplir lo de «año nuevo, vida nueva», porque, en lo que concierne a la Esquina del Pavo, habría que hablar de «año nuevo, problemas viejos». ¿Un ejemplo?. ¡Ahí va: Dinoco!. ¡Calla, calla; no nombres la soga en casa del ahorcado!. ¿Queréis otro!; ¡lo que hay que pagar para terminar -y mal- las obras del AVE!. ¿Uno más?; ¡los reparos que ponga «el chico de la bici» y que amenazan con paralizar la actividad en Palacio. Ya lo cantaba Julio Iglesias: «La vida sigue igual».

Hay quien «dise» que Bascuñana pidió a SS.MM. los Reyes Magos que, por favor, se llevaran al «niño de los reparos» a, por ejemplo, Cartagena -¡no sé si sería por aquello de «nena, te voy a poner mirando a Cartagena!»-, pero que, los de Oriente, tal vez pensando que el «doctorsito» no se había portado bien, echaron «p'atrás» su carta; vamos que lo han «dejao» más "tirao» que una colilla en la puerta de El Gavilán, en plena calle Mayor. ¡Joder, que mala leche tienen sus reales Majestades!.

¡Va a ser que nuestro regidor pone un circo y le crecen los enanos!. Por si fuera poco lo de «repareitor», a Emilín -con «e»- le ha salido «competensia» para poner orden en «su» casa -¿será muy aventurado decir lo de «su casa»?-, porque me aseguran que Damaaaso ha decidido, arropado por «eficaces» y «fieles» colaboradores, dar un paso al frente para «consolidar» su presidencia interina en «ca» los «gavioteros». ¡Con un par!. Los «barones» -¿o tendría que escribirlo con «v»?- están que trinan con la gestión «bascuñanista» y, desde el «cap i casal» parecen estar dispuestos a poner piedras en la vía para que el tren descarrile y empezar de cero. Sea como sea, Andrés -el Ballester-, que tiene poco que perder -¡nada!-, podría estar sopesando emular al comandante Castro, don Fidel, y ¡mandar parar!. Como decía Luis Aragonés: «¡ganar, ganar y volver a ganar!». Lo dicho: año nuevo, problemas viejos. ¡O en «pepelandia» se reinventan o esto se les va de las manos, a todos los niveles, y al final, como siempre, terminamos pagando el pato los oriolanos!. ¡Al tiempo, chavales!.