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Francisco José Benito

Pedagogía portuaria, urgente

¿Por qué el edil de Urbanismo, Miguel Ángel Pavon, es el único político municipal, con mucho que decir, además, en la cuestión de los graneles que no ha comprobado en directo la operativa en el puerto? ¿Por qué los líderes vecinales que más están moviendo el tema tampoco lo han hecho? ¿Por qué el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil no paraliza de oficio, que tiene competencias, la carga de los graneles directamente de muelle a barco? El sábado, unos 500 vecinos de los barrios cercanos, y no tan cercanos, volvieron a concentrarse para exigir que se tomen medidas para combatir la supuesta contaminación que genera el movimiento de graneles en el muelle 17 del Puerto de Alicante. Las consignas fueron las de siempre y ahora, además de contra el puerto -el mismo del que comen 1.800 familias en Alicante- se carga contra el alcalde porque éste se cree las mediciones que ha hecho públicas Juan Antonio Gisbert, presidente del Puerto, que ha puesto luz y taquígrafos al servicio de los vecinos. Los mismos que no las aceptan pero que tampoco, al parecer, se fían de lo que les pueda decir un agente independiente. Las mediciones están ahí y según el puerto y el Ayuntamiento -el de Castedo y ahora el de Echávarri-porque de momento es el alcalde-, no vulneran la Ley de Calidad del Aire. ¿A quién creer? El Seprona hizo en su día cinco mediciones y dos detectaron contaminación, pero también coincidieron con días en los que en Alicante sopla el famoso viento del Sahara, ese que nos ensucia los coches porque llega del desierto cargado de partículas.

La Fiscalía Anticorrupción de Alicante abre una investigación por un presunto delito de prevaricación por omisión y los vecinos tienen todo el derecho del mundo a defender lo que consideran un ataque contra la salud, pero también deben actuar con responsabilidad porque, sin graneles, el puerto no estaría entre los últimos de España, estaría el último. Por ello, debieran, o acudir en directo a ver las operativas y valorar, creer lo que dicen desde el propio puerto -no creo que en este tema la Autoridad Portuaria sea capaz de mentir- o contratar algún organismo independiente, en vista de que el Seprona tampoco actúa de oficio y en el tema de la protección de la naturaleza este departamento de la Guardia Civil da pruebas de su competencia. Informe que, dicho de paso, también podría solicitar el Ayuntamiento para la tranquilidad general.

Lo que no es de recibo es que los líderes del movimiento vecinal -en las redes sociales no todos dicen lo que luego sale en las pancartas- no quieran pasarse por el puerto y que el edil responsable, el vicealcalde Pavón, tampoco lo haga cuando le va en el cargo tener todos los datos, y sí se deja ver por las concentraciones vecinales. Ya no está en la oposición. Ahora manda y sus responsabilidades son otras. Alicante necesita su puerto y, por supuesto, las actividades deben respetar el medio ambiente y la salud, pero si la operativa no se ha parado nunca por algo será. Y si, al final, la Fiscalía ve delito y el polvo de los graneles acaba ante el juez, el tema será más grave. Por ello la actividad en los muelles debe aclararse de inmediato porque no sólo se la juega el puerto, se la juegan Alicante y miles de alicantinos.

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