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Da gusto

Desde una emisora de radio en Barcelona y, dentro de un programa con título en catalán, el entrevistado avisa: «Necesitamos acabar con estas investigaciones. Recibimos ataques tributarios que nos tienen intranquilos. Si no tenemos una situación confortable, no nos quedaremos». Más claro, agua. Da gusto escuchar a alguien que no marea la perdiz, sino que, harto ya de estar harto, llama al pan, pan y, al vino, vino. Y aunque ustedes hayan pensado por un instante en cualquiera de los herederos políticos de la familia Pujol, que cada hora que pasa parecen andar más cerca de lograr de salida el apoyo de los anticapitalistas, no se equivoquen; el que habla en ese tono expeditivo es el padre de Neymar, bastante integrado a lo que se ve el buen hombre al entorno. Su hijo, en cambio, lo habría tenido chupado para largarse de haber apostado por jugar de portero y fichar por el Madrid. Es posible que Florentino lleve más guardametas que entrenadores en la butxaca, lo que no es fácil para él, hasta conseguir en la actualidad que el imprescindible bajo el marco sea el mismo al que hace tres meses intentó quitarse de en medio sin éxito. De los que han tenido que salir por piernas, el que más cerca ha ido a parar ha sido el tal Adán, que ha recalado en el Betis, ese club tan simpático en el que una veintena de accionistas muertos ha votado en la última junta. El gran patrón de Concha Espina sí que tiene la suya atada y bien atada, pero no hay más que ver el aspecto habitual del palco para comprender que él ha preferido optar por los vivos. Es de esperar que, pese a la inquietud que muestra por tener que apoquinar, Neymar senior no pierda el oremus y, con tal de alcanzar un acercamiento, contrate a Benzema. No, por favor, que el clásico es de categoría.

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