Lo tiene complicado el nuevo Consell con la impresionante deuda heredada y la consiguiente falta de fondos para poder aplicar las promesas con las que los distintos partidos políticos que lo conforman concurrieron a las elecciones. Es por ello por lo que en este contexto, los nuemos mandatarios autonómicos han decidido hacer de los gestos la principal arma para tratar de convencer a los diferentes sectores de la sociedad. Ayer en Castalla se asistió a una prueba de ello. En un gesto casi inédito en muchísimo tiempo, el presidente de la Generalitat y el conseller de Economía no tuvieron reparos en bajar a la arena y reunirse con un centenar de empresarios para escuchar sus demandas y también sus críticas. Habrá que ver en el futuro cuáles son las políticas que quieren o pueden aplicar, pero de momento ya es novedoso y hasta saludable para la democracia que apuesten por darse baños de realidades.