Este fin de semana contemplo con ilusión la portada de una de mis revistas favoritas, Yo Dona, y estoy que no «quepo en mí» de ver a una mujer de bandera con sus cincuenta años en la portada y verla en el modo en que la veo. Cindy Crawford fue el mito sexual de los 90, fotógrafos de todo el mundo como Herb Ritts o Richard Avedon, Mario Testino (todavía en activo y con una pasión alucinante por el trabajo) españoles como Jaume de la Iguana y hasta Javier Vallhonrat, morían literalmente por cada rinconcito de su osamenta. Hoy la vuelta de Cindy, junto a la icónica exprimera dama francesa, Carla Bruni, o Christy Turlintong, etc... demuestra que hay toda una generación de lo que antes llamaban «cincuentonas» (a los hombres jamás se les ha llamado así... es lo que tiene ese machismo imperante) y hoy sin embargo arrasan por calles, trabajos, parejas y vidas? «Cougar» al poder. El mundo ha cambiado para las mujeres, y eso se nota y mucho. Da gusto ver «pedazos de tías» como diría un amigo transformadas en líderes de su vida sin perder un ápice de sexy por ser madres, todo lo contrario, o por ir cumpliendo años, en una carrera que ha rejuvenecido diez años mínimo el calendario «oficial» de la vida de una señora. Carmen Posadas cada vez luce más sensacional, Reyes Monforte está de rasga y rompe, por ejemplo e Isabel Presyler desafía a la vida y el amor con una soltura que da gloría (por mucho que le fastidie a los envidiosos y cobardes que no aguantan tanto empaque). En la calle, no paro de ver mujeres cada vez más estilosas de todos los niveles y edades, y el día que ya nos podamos sentir un poquito mejor consideradas en sueldos y libertades personales, ese día, creo que va a ser un desfile de glamour ver el sentido femenino de las cosas. Todo esto lo digo porque además el otro día, en esta ciudad, una señora estupenda tuvo la idea de hacer en el Casino, también, un desfile de mujeres mujeres, clientas con garbo y ya cierta edad que demostraron que no solo en las portadas existe este sentido de las cosas. Mi amiga Nuria Jurado, jueza y tía espectacular, se plantó un traje genial de «la Gatita Presumida» y demostró, entre otras damas divinas de la ciudad, que la vida ha cambiado y las nuevas féminas no renuncian a la vida jamás. Estoy orgullosa de que este 2015 vaya contemplando cambios que ya eran inminentes. Mientras alguna política que otra da pena, porque sigue anclada en la versión caduca del sentido de nuestra existencia (no voy a nombrar a nadie, pero ejemplos «haylos» muy cercanos, y muy huecos...), mientras ciertos señores, «prohombres» de nuestras ciudades siguen viéndonos como antaño, la vida ha dado un giro para que todo vuelva a su lugar. Dido, reina de Cartago, Cleopatra, diosa entre diosas de la cultura egipcia, Leonor de Aquitania y tantas sin ir más lejos de toda la Historia soportaron estoicamente la crítica general que incluso las alzó a categoría de casi «brujas», término genial para la noche de Halloween o el día de Todos los Santos, que es hoy mismo. Ese nombre con el que se ha mancillado tanto honor femenino. Hoy ya toca el cambio, hoy ya somos las protagonistas de nuestros destinos y los llevamos con orgullo. Y salvo la lacra basura del maltrato, a extinguir sí o sí, vamos haciendo un camino sin retorno. Tanto como el que se recorre gracias a gente moderna como Alonso Pulido (www.ahumor.es) nos llena de buen rollo el corazón y nos ha hecho vibrar en el «Congreso Razones para Vivir» en Petrer. Ese corazón que es, por suerte, una de esas partes que más define a nuestro sexo. Feliz domingo.