La tensión entre los socios del tripartito de Alicante no ha dejado de crecer a lo largo de toda la semana, hasta alcanzar niveles difíciles de manipular sin riesgo de estallido. En este matrimonio a la fuerza que gobierna el Ayuntamiento, Echávarri se comporta cada vez con mayor desprecio hacia sus socios y éstos, principalmente Miguel Ángel Pavón, pero también poco a poco Natxo Bellido, van perdiendo la paciencia. La situación es extremadamente complicada, y en realidad ya sólo está a expensas de lo que pase en las elecciones del 20-D. La aspiración de Echávarri sería sustituir en el gobierno municipal a Guanyar por Ciudadanos, un grupo hoy por hoy mucho más cómodo de manejar por él. Ese cálculo del alcalde -posible, ¿por qué no?-, tiene sin embargo varias vías de agua: 1. Aunque Pedro Sánchez y Albert Rivera llegasen tras las generales a un pacto para el Gobierno central, ese acuerdo no sería mecánicamente trasladable a otras administraciones; aquí el PSPV gobierna la Generalitat con un tripartito de izquierdas, que Puig no parece dispuesto a cambiar por un acuerdo con C's por mucho que la comparsa lermista quiera. 2. C's está pensando en cambiar a su portavoz en Alicante, José Luis Cifuentes, no sólo por su inactividad y sus errores en el Ayuntamiento, sino también por sus maniobras internas. Cifuentes ya no acude a muchos de los actos del partido, pese a estar en precampaña. 3. Compromís se iría del gobierno municipal si Echávarri forzara la salida de Guanyar. Eso dejaría a los socialistas, suponiendo que lograran pactar con C's, en un gobierno de sólo 12 frente a 17. La nueva oposición sería incapaz de acordar una moción de censura, pero podría imponer su voto negativo en los asuntos de calado.
Entretanto el griterío en el Consistorio aumenta, Echávarri va trazando una política sin rumbo que hace retroceder a la ciudad en todos los campos. Baste ver el desdén con que trata al turismo y las artimañas con las que pretende dividir y manejar al comercio, pagadas con fondos públicos. Atentos.
