De una modesta sala de la calle Zurita, en pleno corazón de Lavapiés, han salido dos de las creaciones escénicas más interesantes de los últimos meses que el destino ha querido que coincidan en Alicante: la obra Autorretrato de un joven capitalista español, con la que mañana arranca el Teatro del Mediterráneo, y la película B que sobre la declaración de Bárcenas ante el juez Ruz se ha estrenado aquí casi de forma clandestina, eso sí, con la friolera de una copia para toda la provincia. Dos propuestas que no sólo no hay que perderse sino que demuestran que, al menos en estas cuestiones, el tamaño no importa. Lejos de las grandes producciones y tirando hasta de la ayuda de actores, familia y amigos, como ha ocurrido con la película, Alberto San Juan, Jordi Casanovas y David Ilundáin dejan claro que el secreto de una gran obra no está en su volumen sino en la creatividad y la imaginación que se ponga. Como en otros muchos casos, pensándolo bien.
