Tan contentos que estábamos en Alicante con la recuperación de los refugios de la Guerra Civil, tanto desde el punto de vista histórico como desde el turístico, y resulta que están cerrados al público por una cuestión tan peregrina como que las bisagras de las puertas no funcionan. De risa, si no fuera porque en el Ayuntamiento se ha estado a punto de hacer la danza del vientre para lograr los 2.000 euros que cuesta el arreglo en el caso del refugio de la plaza Séneca, y no se sabe lo que puede suponer el de la plaza de Balmis, porque está peor. Un desastre muy caro. ¿Son de platino las bisagras? ¿No hay responsabilidad del seguro de la empresa? ¿Cómo puede ocurrir algo así en una obra tan reciente? Confiados estábamos en que contábamos con un bien turístico difícil de igualar y no está operativo. Como el área de Memoria Histórica (Compromís), aún no está constituida como tal al no haber encontrado el tiempo necesario el área de Recursos Humanos (PSOE) para dotarla, en el Ayuntamiento no se sabe muy bien de quién depende la solución. Lo que sí asegura el tripartito es que el PP hizo una chapuza y si es verdad lo que aseguran de que el refugio de Balmis sólo estuvo abierto unos pocos días al principio, es de juzgado de guardia.
