Desde el año 2002, se celebra periódicamente del 16 al 22 de septiembre la Semana Europea de la Movilidad, promovida de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea. Durante esta semana en muchas ciudades europeas se realizan actividades dirigidas a la concienciación en torno a los múltiples aspectos de la movilidad sostenible.

Cada año la organización de la semana se realiza en torno a un lema, que este año ha sido «Elige. Cambia. Combina. Tu Movilidad» (do the right mix) con el que se ha pretendido animar a la ciudadanía a que se decante por la multimodalidad y, en definitiva, por la movilidad sostenible. Se supone que con la toma de decisiones inteligentes sobre el modo de transporte elegido, los ciudadanos pueden ahorrar dinero, mejorar su salud y solidarizarse con la protección del medio ambiente.

Durante esta semana, en la que la mayoría de las instituciones públicas se implican de una u otra manera, e incluso existe una participación de la sociedad civil, se publicitan y repasan de manera recurrente las ventajas de la movilidad sostenible, se habla del aire limpio, de las calles para la gente, de la accesibilidad, de la movilidad alternativa, del transporte inteligente€ e incluso se celebra el día sin coche; pero en cuanto se traspasa el equinoccio otoñal, toda estas materias caen en el olvido hasta el mes de septiembre del año próximo en el que se celebra la siguiente semana de la movilidad.

Cualquier acercamiento a una movilidad sostenible pasa por reducir el uso de vehículos motorizados y para ello es preciso efectuar una transferencia modal del automóvil privado al transporte público colectivo. Si bien es cierto que cualquier tipo de movilidad motorizada implica consumo energético y, en consecuencia, impacto medioambiental, también está probado que este impacto es significativamente menor en los modos de transporte públicos colectivos.

En el caso de Alicante, hasta el presente, desde las administraciones se ha demostrado poca preocupación por la potenciación del transporte público colectivo. Por una parte, se han efectuado unas inversiones muy importantes en el sistema tranviario, que generan unos costes a largo plazo inasumibles, y por otra parte, no se ha prestado la atención suficiente al transporte en autobús, tanto urbano como interurbano, especialmente en el capítulo de infraestructuras (carriles bus, paradas, semáforos preferentes€).

En la búsqueda de soluciones a los problemas de movilidad, aparece de manera preferente y reiterada la propuesta de la bicicleta, cuyo uso es habitual en países del Norte de Europa, especialmente los Países Bajos. La implantación de esta alternativa de transporte no motorizado es relativamente reciente en España, que si bien ha tenido éxito en ciudades grandes como Barcelona, Valencia o Zaragoza, no acaba de tener la misma acogida en ciudades intermedias, como es el caso de Alicante; queda por averiguar si la resistencia al uso generalizado de la bicicleta tiene que ver con el clima, la orografía, los hábitos sociales o un mix de todos estos factores.

Por consiguiente, la apuesta real a corto y medio plazo, en la ciudad de Alicante y en su área periurbana, de conseguir una movilidad sostenible, solamente se puede sustentar en la potenciación del transporte público colectivo, que se articula en las opciones del autobús y del tranvía.

Las competencias y responsabilidad del transporte colectivo en el ámbito interurbano son de la Generalitat Valenciana, que nunca ha demostrado una especial predilección por el apoyo al uso del autobús. En cuanto a los transportes colectivos urbanos sería conveniente que las corporaciones de los municipios implicados asumieran de manera más entusiasta sus responsabilidades al respecto y propiciasen su apoyo mediante el desarrollo de infraestructuras y la protección del tráfico.

Finalmente, queda pendiente la incógnita del desarrollo futuro del sistema tranviario, que tiene limitado sus crecimientos, porque algunos planificadores decidieron «enterrarlo» en el monte Benacantil, la avenida Alfonso el Sabio y la avenida de la Estación. En cualquier caso es necesaria una coordinación del sistema tranviario con los servicios de autobuses urbanos e interurbanos.

Muchos de los actos de la Semana Europea de la Movilidad 2015 han contado con la presencia de responsables de los nuevos gobiernos de la Generalitat y de los ayuntamientos de l´Alacantí, de los que esperamos más preocupación para propiciar el desarrollo de sistemas de movilidad sostenible que la que han mostrado los gobernantes precedentes. En este sentido tienen una ventaja y es que los anteriores gobernantes no les han dejado un listón muy alto en esta materia.