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Gerardo Muñoz

Momentos de Alicante

Gerardo Muñoz

Villafranqueza

Cuentan los cronistas que el abogado Baltasar Vidaña poseía, hacia 1585, una finca a cuatro kilómetros al noroeste de la ciudad de Alicante, en cuya casa instaló un palomar, por lo que aquel lugar pasó a conocerse como «El Palamó».

La heredad de «El Palamó» y las vecinas tierras de Orgegia fueron compradas en 1592 por Pedro Franqueza, un influyente político que a la sazón vivía en Valencia. Entre 1595 y 1598, Franqueza convirtió aquel lugar en un caserío con la construcción de unas 30 casas que fueron ocupadas por colonos (alrededor de 150 personas), que convirtió en un señorío por medio de la jurisdicción alfonsina, una antigua norma de la época de la Reconquista.

Gracias también a sus influencias, Franqueza consiguió que en su señorío, al que llamó Villafranqueza, se construyera rápidamente una iglesia dedicada a San José, patrono de la nueva villa, inaugurada el 17 de abril de 1600.

En 1604, las Cortes Valencianas aprobaron oficialmente la fundación de Villafranqueza. La villa fue confiscada por el Estado en 1607, pero unos años después fue devuelta al primogénito del fundador, Martín Valerio Franqueza, primer conde de Villafranqueza.

Pleitos con Alicante

Las desavenencias con la vecina ciudad de Alicante comenzaron muy pronto, tanto en materia administrativa como eclesiástica. En 1626, el obispado de Orihuela abrió una provisión contra el rector de Villafranqueza por la celebración de algunas misas que había celebrado en la parroquia de Santa María y los beneficios económicos obtenidos con ellas.

En ese mismo año de 1626, el 22 de octubre, el Supremo Real Consejo de Aragón condenó a la villa de Villafranqueza a pagar al Ayuntamiento alicantino una contribución por cargos del pantano de Tibi, relativos a su construcción y al suministro de 31 hilos y medio de agua. Pedro José Ceverio Franqueza, bisnieto del fundador y segundo conde de Villafranqueza, recurrió la sentencia argumentando que su bisabuelo «obró para que la ciudad consiguiese su intento en dicho Pantano y que fue el único medio por donde se consiguió la fabrica», por lo que el ayuntamiento alicantino debería estar agradecido, y que éste había aceptado el 22 de enero de 1590 una propuesta real, según la cual se obligaba al gasto de la construcción del pantano, a cambio «de los frutos del augmento, que causaría dicho riego del Pantano», razón por la cual «no puede pretender agora cobrarlos de Villafranqueza en todo ni en parte». El contencioso duró varias décadas, ya que hay constancia de que todavía en 1655 seguía vivo.

Otro proceso se abrió en la Real Audiencia valenciana el 23 de febrero de 1675, esta vez entre el justicia de Villafranqueza, Francisco Pascual, y la ciudad de Alicante, sobre jurisdicción.

Y el 2 de junio de 1723 se inició otro pleito en el juzgado de Jijona, por la prohibición de pasar productos de Villafranqueza a Alicante.

Reconstrucción iglesia y Panteón de Guijarro

La iglesia de San José se derrumbó a las siete y media de la mañana del 25 de febrero de 1778, tras unas fuertes lluvias que anegaron las zanjas que se habían abierto para reconocer los cimientos. Solo quedó en pie la torre. Su reconstrucción finalizó el 7 de agosto de 1786. En 1799, en lo alto de una pequeña loma situada al sur del pueblo, se inició la construcción de un panteón por encargo de José Guijarro Espinosa, que fue inaugurado el 18 de noviembre de 1803. Esta capilla de estilo neoclásico se convertiría en el emblema arquitectónico de Villafranqueza.

Municipio y apellidos

Los Guijarro fue una de las familias más acaudaladas que vivieron en Villafranqueza. En el padrón de contribución territorial urbana de 1833 figuran varios Guijarro, además del propietario del panteón. De los 409 contribuyentes, el que tenía más rentas era, con diferencia, el conde de Cirat y Villafranqueza, que pagó 248 reales y 12 maravedíes (14% del total). En la lista aparecen otros apellidos que se repiten a lo largo del siglo XIX en padrones y censos: Alcaraz, Asensi, Bertomeu, Buades, Elull, Morote, Román, Segura, Sentana, Sogorb, Torregrosa,...

Desde luego muchos de estos apellidos figuran en la relación de alcaldes de Villafranqueza que fueron elegidos o nombrados a partir de 1834, año en que se constituyó su municipio: José Guijarro (1847 y 1901), Antonio García Segura (1850), Juan Román (1889), Tomás Alcaraz (1894), Juan Asensi (1900), Antonio Torregrosa (1925), etc. Tras la formación del municipio, se habilitó una casa de la plaza como Ayuntamiento (hoy Centro Cívico) y se construyó el cementerio.

Casas, fincas y propietarios

En el «Diccionario de Madoz» (1846-1850) se informaba de que Villafranqueza poseía 200 casas, una escuela de niños «á la que concurren 70», otra de niñas «asistida por 30», una iglesia parroquial «servida por un cura de patronato del Sr. conde de Cirat», una ermita dedicada a San Antonio Abad, «un cementerio al Sur», dos fuentes «de buena calidad», producción de «trigo, cebada, maíz, vino, almendra, higos, patatas, frutas y hortalizas de buena calidad; mantiene ganado lanar», y una población de 312 vecinos y 4.478 almas. En 1917 eran 410 las casas habitables que había en Villafranqueza, repartidas en 17 calles y cuatro cuarteles o barrios.

La mayor parte de las fincas urbanas (240 en 1860), así como las rústicas (271 en el mismo año), eran propiedad de palamoneros (naturales de Villafranqueza o El Palamó), pero muchos propietarios residían en otros lugares, sobre todo en Alicante. Así, por ejemplo, en el amillaramiento (reparto de contribuciones) de 1850, figura en la relación, como uno de los mayores contribuyentes, Mariano Oriente, residente en Alicante, con 46 tahúllas de regadío, 26 tandas de agua y una casa en la calle de Abajo; si bien no era el que más bienes poseía, pues era superado por José Guijarro (62 tahúllas y tres casas) y por Salvador Elull (291 tahúllas y nueve casas, compartiendo además otras cuatro).

Camino de Alicante

De todos los caminos que unían Villafranqueza con las demás localidades, era el de Alicante el más importante y el que más cuidados precisaba periódicamente. Se recompuso en 1851 y en 1867. En este último año las obras las llevó a cabo el contratista José Mauricio entre el 2 de abril y el 1 de agosto, con un presupuesto de 13.202.849 escudos. El 13 de noviembre fue destrozado por un temporal y el mismo contratista hubo de repararlo nuevamente.

En junio de 1922 el Rey aprobó la reconstrucción del camino, con ampliación de su anchura hasta los cuatro metros, lo que costó 68.313'65 pesetas, que pagaron entre el Estado y los dos ayuntamientos (4.115'65 el de Villafranqueza).

Las relaciones entre ambas poblaciones vecinas seguían contando con cierta dosis de tensión económica. El siempre deficitario suministro de agua que padecía la capital fue paliado en parte con los pozos excavados en territorio de Villafranqueza, por sociedades como La Conciliación (1879), pero el problema endémico que sufría el Ayuntamiento de este pueblo con sus cuentas le impedía cumplir con sus obligaciones comunales, como ocurrió en enero de 1893, cuando el Ayuntamiento alicantino le apremió a pagar las 300'33 pesetas que debía para cubrir las atenciones de la cárcel del partido judicial, apremio que suspendió el alcalde capitalino José Gadea.

Modernización

El primer día de diciembre de 1898 abrió sus puertas la Casa Cuartel de la Guardia Civil en la casa arrendada por el Ayuntamiento a Antonio Román Maruenda, por 35 pesetas mensuales, situada en el número 25 de la Plaza. En 1908 y 1909 se autorizaron las primeras cometidas de tendido eléctrico, que permitieron con posterioridad alimentar el alumbrado público, consistente en 25 farolas.

Y en agosto de 1925 se aprobó, pese a la oposición de buena parte del vecindario, la instalación del primer electromotor industrial, para la fabricación de ocres y almagres, en la finca El Molino.

Fusión con Alicante

El 25 de febrero de 1930 se constituyó por última vez el Ayuntamiento de Villafranqueza. Significativamente, el puesto de alcalde quedó vacante, siendo asumido interinamente por Agustín Guijarro, primer teniente de alcalde. Los permanentes problemas económicos animaron a los regidores palamoneros a pedir la fusión del municipio de Villafranqueza con el de la capital. El proceso comenzó a finales de 1929 y concluyó el 28 de abril de 1932, celebrándose un referéndum el 24 de enero de este último año, en el que los 212 sufragios emitidos votaron a favor de la anexión.

Ambas localidades se hallaban ya unidas a través de las edificaciones que fueron construyéndose paulatinamente a orillas del camino. Entre 1900 y 1924, por ejemplo, el Ayuntamiento alicantino había autorizado la construcción de 20 casas y comercios; 20 casas en 1925 y otras 10 en 1926. Actualmente, en esta barriada o partida alicantina de Villafranqueza habitan unas 3.300 personas, según Vicente Fillol, quien ha estudiado con minuciosidad la historia de este antiguo pueblo, fundado hace 423 años. Pero, ¿qué se sabe de su fundador?, ¿quién fue Pedro Franqueza? Desde luego fue todo un personaje, tal como veremos la semana que viene.

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