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Crónicas precarias

Por qué Barcenas debe ser un modelo vital para la juventud

Estimado jovenzuelo que empleas tus días de lozanía en formarte, aprender idiomas y buscar un trabajo con el que comprar muebles de Ikea, tengo un mensaje para ti: estás perdiendo el tiempo. Si de verdad quieres triunfar y ser admirado, debes seguir los pasos de un prohombre como Luis Bárcenas y meterte de cabeza en alguna red clientelar.

Con su espíritu de supervillano y su planta de capo mafioso de los años 40 (solamente le falta un sombrero de ala ancha) nuestro ídolo supremo consiguió que el PP estuviera pagándole 21.300 euros al mes desde abril hasta enero de 2013 por básicamente no ir a trabajar. Bueno, miento, sí tenía una tarea asignada: mantener la boca cerrada, pero vamos, que con tantas cifras acumuladas en su cuenta, ser silencioso no creo que la causara muchas crisis emocionales. Y si no, siempre podía distraerse con una excursión a Suiza.

Incluso estaba dado de alta en la Seguridad Social. Claro, Bárcenas conoce y defiende sus derechos laborales, no hubiera aceptado otra cosa. Vamos, que tú ahí de falso autónomo por cuatro duros y una raspa de sardina y el malvado por excelencia de cualquier película de James Bond cotizando para asegurare su buen colchoncito en la jubilación. ¡Aprended precarios del mundo!

Encima va el tío y demanda al PP por despido improcedente. ¿Se puede ser más molón? Piensa en ello cuando encadenes tu cuarto contrato temporal de dos semanas en un puesto muy debajo de tu formación académica. Además, no se da por rendido: ¿los juzgados le rechazan la demanda? Pues él sigue apelando, llámalo chulería, llámalo constancia. Bárcenas visualiza su objetivo y va a por él, como recomendaría cualquier coach.

La brecha entre nuestro guía espiritual y vosotros, curritos que no tenéis ni un jergón donde caer muertos, resulta especialmente sangrante con datos como los del reciente estudio publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre empleo juvenil.

Para empezar, España tiene la mayor tasa de jóvenes trabajando de forma involuntaria en empleos a tiempo parcial, un 22 %. ¿Os acordáis de esa temporada en la que estaba de moda ensalzar los minijobs como tabla de salvación para una generación náufraga en el mar del desempleo? ¡Pues parece que ha triunfado la idea! De hecho, la propia OCDE asegura que nuestra muchachada es capaz de aceptar «cualquier trabajo», con las condiciones que sean, con tal de salir del paro.

Además, la juventud española tarda hasta seis años en encontrar un trabajo. ¿Y la europea?, preguntaría nuestro experto en platos y vasos, Mariano Rajoy. Pues por ejemplo, los daneses tardan solamente dos años. Y para acabar de rematar este festín de alegrías socioeconómicas, el salario de los chavales patrios cayó un 35 % de 2008 a 2013. ¡Encima de ser pobres tienen que trabajar para cobrar! Don Luis estaría consternado.

Así que, abandonad vuestras clases de inglés avanzado o alemán para los negocios, vuestros cursos de comercio digital y vuestros másteres de nombres enrevesados que prometen abrir las puertas del paraíso. En lugar de ello, invertid en soberbia, botes de gomina y trajes de estilo proxeneta de alto nivel. Ya veréis como la vida empieza a sonreíros. El único problema es que podéis ir a la cárcel, pero bueno, eso ha sido un error de cálculo, le puede pasar a cualquiera.

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