Trabajadores del sector primario, agricultores, pescadores y ganaderos: me dirijo a vosotros para pediros un voto de confianza en el nuevo gobierno autonómico y, especialmente, para los responsables del área que os va a defender. Entiendo que, hasta alturas, volver a pedir un voto de confianza a los políticos pueda suscitar alguna sonrisa incrédula. Sí, lo sé. Desde hace años los diferentes gobiernos autonómicos no han estado a la altura de las exigencias de un sector que es prioritario sobre el papel, pero que debe serlo también en la práctica. En la práctica política, que se mide simplemente por los presupuestos y la capacidad de impulsar proyectos de desarrollo de los intereses colectivos de aquellos que están a pie de campo, en su bancal, en su corral o cuadra, en su barco faenando.

Me atrevo a pediros este voto de confianza porque considero que en esta ocasión los máximos responsables en política agrícola, ganadera y de pesca también tiene un elevado perfil profesional y técnico. Desde la consellera, Elena Cebrián; el secretario autonómico, Francisco Rodríguez Mulero; así como los directores generales de agua y agricultura, Manuel Aldeguer y Roger Llanes. No ha habido otro gobierno donde los responsables tuvieran tan alta preparación técnica y conocimiento de antemano de los problemas diarios de aquellos que pretenden sacar lo mejor de nuestras tierras, nuestros campos y nuestros mares.

Pero tampoco pido un acto de fe en los responsables de la Conselleria. Lo que pido es que compartáis con nosotros objetivos esenciales y que deben ser comunes para dejar de lado cuestiones que separan más que unen. No se trata de pensar todos los mismos, sino de trabajar en aquellas cuestiones, de manera conjunta, en las que estemos de acuerdo. Siempre, con la capacidad de ponerse en la piel del otro y de intentar entender que las diferencias de planteamiento no debe suponer la generación de nuevos enemigos. Nuestro sector primario ya tiene demasiados enemigos dentro y fuera como crear otros nuevos.

Cuáles son esas cuestiones que nos son comunes y sobre las que debemos trabajar. En todas las reuniones y en todos los contactos que hemos mantenido a lo largo de los últimos meses, siempre se ha manifestado una preocupación: la rentabilidad de las producciones para aquellos que la producen. Es cierto que nuestro sector genera mucha riqueza, crea muchos puestos de trabajo, tiene un fuerte componente exportador (en la agricultura), etcétera, pero, ¿es suficiente? Evidentemente no. No es suficiente porque las rentas de los agricultores cada día son menores, porque el relevo generacional no se produce porque el sector cada día es menos atractivo y la calidad de vida que ofrece peor. No, no es suficiente. Y, ¿entonces?

Pongámonos manos a la obra. Todos, y conste que también invitamos al PP, que no se puede quedar fuera. Generemos una Ley Valenciana de Ordenación de las Estructuras Agrarias de Producción y Comercialización que modernice el sector; dotemos de fondos un plan de modernización y mejora de las explotaciones agrarias; y hagamos lo mismo con nuestra ganadería extensiva.

Sentémonos a darle valor a los productos de nuestra tierra, los cítricos, nuestro viñedo y olivar, el arroz, la producción de hortofrutícola o la generación de sellos de calidad para nuestros productos de mar.

Apostemos por que el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias o el Instituto de Ecología Litoral se conviertan en referentes para dos sectores esenciales, apostando por ellos como instituciones de referencia con capacidad de introducir el I+D+i en nuestro sector primario con capital financiero y humano de nuestra propia tierra.

Defendamos la transparencia en las transacciones entre productores y mayoristas para defender un equilibrio de la rentabilidad de todas las partes, y no sólo de una. Apostemos por el cooperativismo, que también puede tener un valor vital en la «guerra de precios» en la que muchas veces nos perdemos todos. Y señalemos como prioridad la generación de un sector de la producción ecológica que no termina de explotar en nuestros campos, cuando en otras partes del mundo se convierten en producciones muy rentables.

Es necesaria la unión de todos nosotros en la búsqueda de un camino por el que todos quepamos. Es vital generar soluciones, una vez que se ha demostrado que los problemas en el campo siempre se crean solos (aunque a veces ayudemos un poco) y defendamos entre todos que el sector primario no sólo es un sector productivo, sino una seña de identidad, un valor cultural, un elemento de protección medioambiental, de cuidado de nuestro entorno rural, que asienta población en municipios que, por muy pequeños que sean, realizan una labor muy grande en la configuración de la Comunidad Valenciana.

No podemos renunciar a nuestra forma de ser. Un pueblo que pierde sus raíces, lo pierde todo. Y nuestra raíz, en la Comunidad Valenciana, en mi provincia, está en la tierra. Pues eso, defendámosla.