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Matías Vallés

Independientes de Rajoy

Las encuestas confirman que la independencia de España no es la opción favorecida por la mayoría de catalanes. Sin embargo, el planteamiento de esta cuestión ya suscita escalofríos, y poca euforia puede hallarse en que más de un 40 % de los habitantes de la región más rica de un país aspire a desconectarse activamente de la realidad estatal. La masa crítica que desencadena una revolución no se redondea en la mitad del censo, se estima en un porcentaje del 27. Gobernar una comunidad contra la hostilidad manifiesta de dos de cada cinco residentes es tarea ardua, que no se alivia manipulando el Tribunal Constitucional. A propósito, concluir que la sentencia de dicho órgano sobre el Estatut dobló el número de secesionistas, implica depositar un exceso de confianza en el poder de la institución presidida por un militante del PP.

La pereza define a Rajoy con más propiedad que la astucia, pero el instinto de supervivencia le impulsa a centrar el conflicto entre Artur Mas y España. El enfrentamiento más lógico sería entre el presidente catalán y el español, pero aquí los números son nítidamente desfavorables para el inquilino de La Moncloa. La lista en que el líder de Convergència ocupa el número cuatro se acerca a la mayoría absoluta y multiplica por seis los apoyos de los populares que encabeza Albiol para limpiar Cataluña. Desde los números irrefutables, el número de catalanes que reniegan de Rajoy dobla al contingente que apoya la secesión. El auge inusitado del independentismo catalán no solo se produce con Rajoy en el poder, un indicio de por sí preocupante para el personaje en cuestión. Además, buena parte de los soberanistas han encontrado bajo esta bandera el refugio para oponerse al Gobierno en su conjunto. Quieren independizarse de Rajoy. Uno de cada once votantes de Cataluña apoya al PP. En vez de explicar este desastre para sus filas, el presidente enreda sobre si la mayoría separatista debe medirse en votos o en escaños. Curiosa disquisición escolástica, en un gobernante que disfruta de una legítima hegemonía en el Congreso pese a que se quedó en el 45 % de sufragios.

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