Tiene narices que uno ande por esas tierras de dios tratando de desconectar de la realidad alicantina y que se encuentre por las redes del demonio a nuestra ex alcaldesa haciendo el oso. Lo malo es que igual que yo -que la conozco- la ha visto mi padre y mi cuñada y un señor de Cuenca que pasaba por allí, y todos han alucinado de cómo alguien que ha sido representante de Alicante podía hacer tanto el ridículo. Pero cuando uno les explica que Sonia tiene un carácter pelín indie y que por dar la nota es capaz de eso y de más, me traen el iPad con las penúltimas grabaciones del querido Enrique y de su coleguilla de Bancaja y de las tribulaciones con la pastillica azul, que cómo la uso, que si se me quedara así para siempre y etcétera etcétera.
Y ahí ya dan ganas de renegar hasta del Mar Mediterráneo y de la gamba roja de Denia. Menos mal que puedo aludir a mi origen mesetario y negar la «terreta» las veces que sea preciso, que no por ello Pedro dejó de ser el primer Papa, y aunque no espero que me hagan cosa en la Generalitat -seguro que no se les ha ocurrido- nunca está de más tomar ciertas precauciones.
Lo de Castedo es normal. Todas las ex alcaldesas que se precien han grabado un video escacharrante con un amigo transformista aludiendo a lo bien que lo hacía cuando era reina y lo mal que lo hacen los nuevos. Ya lo que me cabe es la duda de si la Sonia real es la que participa en la coña o la que se dejaba las chanclas en el yate o la que ejercía de presidenta del Consistorio, que seguro que entre tanta guasa algún decreto con fundamento habrá firmado. O eso espero. Pero tampoco le han tocado tanto la seta como para que pida públicamente en internet que cesen de tanto tocamiento con música y letra de Encarnita Polo. Que está loca por la música no lo niego y está en su derecho, después de fracasar como estrella de las tertulias, de buscar su cuarto de hora de protagonismo. Más le vale eso que procesionar enlutada en el viacrucis judicial que le espera, que ese sí puede ser un sainete dirigido por Armiñán.
El sexo más o menos mercenario ocupa varios capítulos en el «Abecé del perfecto especulador y corruptor», que va por la trigésimo segunda edición en pasta dura, faltaría más. Nadie puede sorprenderse de que para el hombre que lo tiene todo un fin de semana en yate con una chati de buen ver sea un regalazo guay. Ahí no fallas, porque la cazadora de piel de Sonia no acabó de gustar a la regalada, pero a ver quien cambia el polvo por brillo. El hombre que tiene hasta en su nombre las cinco vocales no se iba a conformar con nada menos, porque lo vale y se lo merece. Lo malo es que cuando se está tan trabajado por extenuantes jornadas laborales picando en la mina para llevar un plato de lentejas a casa se necesitan ayudas para cumplir, que tampoco es cosa que te beneficies a una top y hagas faena de aliño. Es bueno entonces consultar acerca de la farmacopea existente en forma de pastilla azul, no vaya a ser que se acabe la top, el finde y el jamoncito y tengas la cosa como el palo mayor del «Cuttie Sark». A ver cómo vuelves así a casa sin sembrar sospechas.
Y mientras todo esto pasa, en las sedes de gobierno no hay noticias. Sé que cambiaron los dirigentes porque lo leí en el periódico y los diarios nunca mienten, pero no tengo mucha más información. Ah, sí, perdón, que en Alicante andan a la greña por si las terrazas deben medir X o H y que si el «tardeo» es una bendición o un mal bíblico, una duda metafísica que ha puesto a trabajar a las mentes más preclaras del Triparty sin que hasta el momento hayan gritado «Eureka».
Mucha diligencia no se dan, pero es que hace mucho calor y hay que entender el lío que tienen los pobres. Ninguna prisa tenemos, no se apuren, tranquilos. Ahora, que me temo yo que voy a llamar a Sonia, porque también éstos me están empezando a tocar la seta y un viral de esos me pondría en órbita.
