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Semana y media

Andrés Castaño

Días de retruécanos

LunesEl número de la bestia

El portavoz de Convergencia denuncia con ira soberana que la Guardia Civil ha requisado documentos de «alto valor ideológico» en los registros de la semana pasada y lleva razón: ha encontrado una factura del 3 %, el genuino catecismo disfrazado de reconstrucción patriótica durante treinta años. El catalanismo burgués siempre ha sido un retruécano que Jordi Pujol desveló involuntariamente poco antes de descubrirse su nacionalidad andorrana. Pujol buscaba la coartada del mártir cuando dijo que le perseguían porque se había hecho independentista, pero todo el mundo sospechó que se había hecho independentista porque le perseguían. La Guardia Civil ha dado soporte documental a esta farsa con cómplices indispensables: el resto de partidos y la prensa subvencionada, que disimularon sepulcramente ¡hace diez años! cuando Maragall pronunció el número de la bestia, el 3%. Ahora ha llegado el turno de los tontos útiles como el guiñol que encabeza la lista de la secesión pero no es candidato a la presidencia de la Generalitat o el pueblo plebiscitado que debe elegir entre la madrastra española y una alucinación con secuelas.

MartesFin de emisión

Uno de los argumentos esgrimidos para justificar la reapertura de Canal 9, además del sonsonete protocolario sobre protección lingüística y difusión de señas identitarias en una región carente de sentimientos nacionales, era que resulta más costoso mantenerlo cerrado. Se razonaba que al menos se captarían ingresos sin necesidad de incrementar gastos, la ecuación universal del político que administra bienes ajenos. Como argumento tenía cierto encanto frívolo por inverosímil, pero en cualquier caso rendía tributo a los esfuerzos del Consell por dotarse de una plataforma propagandística a dos meses de las elecciones generales. Sin embargo, será imposible certificar esta broma ya que Podemos la ha vetado por motivos tan mundanos como los de sus promotores. Sencillamente, Podemos no va a entregar una televisión a sus dos auténticos competidores y sorprende que esta lógica electoral no fuera considerada por Puig antes de anunciar algo que no estaba en condiciones de cumplir. Otra ecuación universal del político.

MiércolesUn toque genial

Tras la «ley Beckham», una treta fiscal ideada para favorecer a Real Madrid y Barcelona que rebajó el BOE a papel para envolver pescado, llega la «ley Mas», una ocurrencia tardía. Las legislaciones ad hóminem difícilmente superan el filtro de la justicia por arbitrarias o vengativas y la supersónica reforma del Tribunal Constitucional perpetrada por el Gobierno, además de claramente intimidatoria, es peligrosa ya que parece sugerir al TC qué debe hacer si se cumplen las previsiones más delirantes de Mas y su mariachi: suspensión de funciones y multa rumbosa. Pero no hay firmeza ni sensatez, sino histerismo e improvisación: el candidato del PP a la Generalitat se ha apropiado de una iniciativa de su partido aun cuando él no es diputado; el presidente del Congreso ha forzado la interpretación reglamentaria para su tramitación; por último, nadie cree que la reforma no guarde relación con las elecciones catalanas, otro pretexto para que Mas vuelva a ejercer de híbrido de Moisés y Gandhi en el «prime time» de TV3.

JuevesEl pozo negro

Es sarcástico que la imagen del cadáver de un niño en una playa coincida con el 150 aniversario de Kipling, el juglar del imperialismo y la civilizada carga del hombre blanco. El niño huía de una guerra tan exótica como despiadada que se libra en Siria bajo la premisa de que la victoria de cualquiera de ambos bandos es desaconsejable para Occidente: no desea sustituir una tiranía por otra más letal, pero tampoco enemistarse con las monarquías petroleras que apoyan la barbarie fundamentalista. La consecuencia de este trastorno bipolar es el goteo macabro de víctimas y un alud de refugiados que ha comenzado a desplazarse desde Turquía hacia los Balcanes ante la inconsolable mirada de los telespectadores, los mismos que aplauden a equipos de fútbol patrocinados por Qatar o todavía creen que hay diferencias esenciales entre Obama y Bush. La civilizada carga del hombre blanco termina donde empieza la cotización del barril.

ViernesVillancico de guerra

Rajoy me ha dado otra razón para odiar las navidades: habrá campaña electoral. No ha sido tajante, pero entre la bruma galaica de su discurso se vislumbra el 20 de diciembre como día señalado para la madre de todas las batallas entre la macroeconomía y el caos. Es notorio que ninguna de estas opciones resuelve problemas cotidianos, la primera porque trabaja a largo plazo aunque la gente debe comer todos los días y la segunda porque la realidad virtual tampoco alimenta. Claro, esta es la versión promocional que interesa al PP si se ofrece con placebos como rescate de pagas extraordinarias, pensiones actualizadas e impuestos menguantes. La rúbrica es hacer coincidir las elecciones con los niños de San Ildefonso y la peregrinación a El Corte Inglés en un intento flagrante de que el espíritu navideño suministre indulgencia al votante. Todo esto deja poco margen de maniobra a la oposición, por otra parte una cofradía enfurruñada entre sí, que previsiblemente usufructuará el discurso de cuatro años de corrupción y ensañamiento con los humildes. Como los entrenadores malditos, es seguro que alguien no se comerá el turrón.

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