Antes de volver a emitir, TVV ha protagonizado el primer sainete. De las promesas de volver a emitir el 9 de octubre, al acuerdo del tripartito valenciano de esta semana de volver a hacerlo sólo con productos enlatados y dibujos animados y, al final, ni eso. Ha sido un visto y no visto.

Afortunadamente ha sido Antonio Montiel, de Podemos, el que rectificando su decisión inicial, ha planteado la dificultad de llevar adelante la propuesta planteada. A la vista de ello, de los problemas legales, del rechazo de la plantilla afectada y de la incomprensión del modelo propuesto, tanto PSOE como Compromís han entendido que el tema era mejor acometerlo sin prisas pero con mejores garantías.

Probablemente fue un error de Ximo Puig comprometerse públicamente a reabrir Canal 9 el nueve de octubre sin tener todas las garantías legales. Ya se lo dijo Mónica Oltra: era un compromiso pero para hacerlo bien. La propuesta que, sin embargo finalmente pactaron, era una chapuza. Eso no era el Canal 9 prometido. Ni siquiera llegaba a un canal 8 y medio. Fellini hizo en 1963 una gran película con ése titulo pero parece que éste no iba a ser el caso.

El cierre de RTVV fue un error monumental del PP y una agresión a un modelo audiovisual valenciano propio. Dejó al País Valencià como la única CC AA con lengua propia y sin televisión autonómica. Otra muestra de la falsedad de su preocupación por el valenciano, que sólo les ha interesado como excusa para enfrentamientos electoralistas. Por no hablar de los más de 1600 trabajadores afectados. Que Canal 9, su programación y sus cientos de enchufados de un sector u otro no cumplían, ni de lejos, lo que se esperaba, no era motivo para la decisión que tomó el PP. Se podía y se debía haber actuado de otra manera. Hubiera sido mejor y hasta más barato para los valencianos.

Por eso hay que ser cuidadoso en cómo se plantea la solución. No valen prisas ni precipitaciones partidistas. Podemos ha actuado bien en este tema, rectificando el error inicial. Se ha hecho notar positivamente cuando hasta ahora pasaba bastante desapercibido. Debería plantearse más implicación en la gobernabilidad valenciana.

Resuelto este tema urge centrarse en otros, a la cabeza de los cuales sigue el del empleo. Los datos de paro de agosto son muy preocupantes en el País Valencià. ¡Y con más turistas que nunca! Somos la CC AA en la que más ha subido el paro: 7.614 personas, de ellas 3.848 en la provincia de Alicante, la mayor subida desde 2009 y habiendo perdido 11.760 cotizantes a la Seguridad Social. El número de parados inscritos se acerca a 500.000 en nuestra Comunidad, sin contar con los que lo están sin registrarse y que reconoce la EPA. Los índices de cobertura siguen bajando. El Ministerio reconoce que sólo llegan al 58,46% mientras que en el mismo mes de 2014 era del 60,59. Cada vez invierten menos en cobertura (un 15,7% menos que hace un año) y aumentan los parados que no cobran absolutamente nada. El Consell tiene ahí un reto impresionante. Es verdad que la solución no es rápida ni puede venir sólo desde las CC AA, pero hay que ponerse más las pilas mientras se produce el necesario cambio de gobierno a nivel estatal.

El Consell debe establecer prioridades necesarias y factibles. Conseguir una nueva financiación autonómica y cambiar el modelo socioeconómico debe estar entre las más urgentes.