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Sentido común

El consejero de la Presidencia de la Generalitat de Cataluña, Francesc Homs, ha afirmado que existen comunidades autónomas que están reclamando devolver las competencias de Sanidad al Gobierno central. Si creemos al dirigente catalán -hagamos este auto de fe por un hombre que apuesta por privatizar más la sanidad pública y que considera que no es negocio cobrar cinco euros al acompañante de un paciente ingresado en un hospital para que pueda pasar la noche en una butaca reclinable- vemos la desesperación que empiezan a tener algunos de nuestros consejeros por la falta de financiación. Esperemos que quien haya lanzado este órdago no sea Ximo Puig -el nuevo Gobierno valenciano ha hecho de la mejora de la financiación una de sus prioridades- porque por mal camino andaríamos, aunque ya sabemos que nuestra Comunidad está en quiebra e intervenida y no precisamente por culpa del PSOE o de Compromís. Pero lo evidente, aparte de soflamas interesadas del consejero catalán, es que la sanidad universal tal y como está estructurada ahora mismo será inviable a corto plazo si no se inyecta otra ingente cantidad de dinero y racionalizamos un sistema que hace aguas. Todos los saben pero nadie se atreve a abordar un tema capital en un Estado del Bienestar como, se presupone, es el nuestro. El pagano, el paciente, que somos todos.

Elche no queda excluido de los problemas en este ámbito, más bien discriminado si lo comparamos con otras poblaciones. Y es que la tercera ciudad de la Comunidad Valenciana carece de una unidad de Hemodinámica (rama de la cardiología que se encarga de la realización de procedimientos por vía percutánea destinados al diagnóstico y corrección de cardiopatía tanto de origen estructural como de origen isquémico coronario, es decir, infartos de miocardio) las 24 horas. No es aceptable que entre los dos hospitales de Elche, uno de gestión pública y otro de gestión privada y que atienden a una población de 312.000 habitantes (sólo Elche tiene 228.000 vecinos), no tengan este servicio los 365 días del año. Es más, en agosto el Hospital General cierra por vacaciones y los pacientes con estas patologías son trasladados al Hospital General de Alicante en vez de llevarlos al Vinalopó, dejando durante ese espacio de tiempo la ciudad sin SAMU porque los afectados son transportados en esta clase de ambulancia, como ha denunciado y con razón la edil de Sanidad Cristina Martínez. Los dos centros sanitarios públicos de Elche tendrían que complementar servicios aunando esfuerzos en una misma dirección, en vez de vivir de espaldas por cuestiones meramente administrativas. La unidad de Hemodinámica es sólo una excusa para que se empleen los medios existentes de forma efectiva y que no haya diferencia en el trato asistencial por vivir en una o en otra parte de la ciudad. No es cuestión de competitividad entre ambos hospitales, sino de sentido común. Aplíquese y mejoremos lo que sí está en nuestras manos.

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