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Fernando Ramón

Demasiadas comisiones

El Banco de España ha tenido que salir a poner coto a las actuaciones de algunas entidades crediticias que habían puesto en práctica, o anunciado, el cobro de una cantidad a aquellos usuarios que sacan dinero de los cajeros automáticos de los que no somos clientes. Ha sido una de las indignantes últimas comisiones anunciadas, pero no la única. No se me ha borrado de la mente la sensación de impotencia y malhumor causada cuando al ir a pagar la cuota del APA del colegio de mi hijo, el banco en cuestión me quería cobrar por identificar, en el apartado del concepto del ingreso, el nombre del chaval. Fue tan fácil de arreglar como dejarlo en blanco y tramitarlo personalmente, pese a las molestias que me ocasionaba. Cuando la banca electrónica comenzó a imponerse, los directivos defendían su uso gratuito porque conllevaba la contrapartida del ahorro en recursos humanos para su cuenta de resultados. Pero ya hay algunos servicios de determinadas compañías que sólo se pueden ejecutar si se acepta pagar por ello. ¿En concepto de qué, si el dinero es nuestro y pasa a formar parte de los fondos de la entidad en cuestión? Difícil de entender. Es más, hay quien augura que no está lejano el día en que por tener nuestros ahorrillos depositados en una cuenta bancaria no sólo dejaremos de percibir remuneración alguna sino que nos supondrá un pequeño desembolso. Por no hablar de las cuotas in crescendo que deberemos ir soportando por cada uno de los servicios de los que nos queramos servir. Así las cosas hay quien vaticina que se podría volver a las cajas fuertes en los domicilios particulares sin tener en cuenta que las normas tributarias ya obligan a pagos monetarios cada vez más exiguos para que el resto esté total y absolutamente controlado. No tenemos por donde escaparnos. Ni nos dejan.

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