Resulta muy curioso que una directiva -como la de COEPA- que sistemáticamente se ha negado a aplicar transparencia a su gestión, tanto en las acciones de su directiva como en el comité ejecutivo, se apresure ahora a explicar únicamente el resultado del expediente de expulsión a Cepyme, antes de habérselo comunicado siquiera al propio interesado.

Sinceramente, a estas alturas, no es que espere ningún tipo de señal de cordura, buena fe o, incluso, incluso un poco de vergüenza por parte de quien ha urdido toda la trama que rodea este asunto, y que termina manipulando la voluntad de la junta y del comité de forma torticera y completamente interesada. Tampoco es que me sorprenda la habitual torpeza en los procedimientos que se siguen dentro de la propia entidad, como es el aplicar la sanción antes de tomar el acuerdo en la junta correspondiente.

Lo que sí va a ser sorprendente es explicar a la propia plantilla de trabajadores de Coepa el porqué no les pagan los sueldos atrasados si tienen beneficios. Y justo cuando la opacidad interna, en la manera de actuar y tomar decisiones, llega al límite máximo de expulsar a quien pide y exige -hasta por vía judicial- información y claridad, en ese momento se «suben» al carro de la transparencia y la denuncia.

Si es cierto que se remonta la situación económica adversa y ya existen supuestos beneficios de la gestión, ¿por qué, entonces, no se paga la deuda del IVF? ¿Por qué no se pagan las cuotas de CEOE y Cierval? ¿Por qué no se paga a proveedores con deudas antiquísimas? ¿Por qué no se cumple con la Ley de Morosidad?

No olvidemos que, en los últimos años, en casi la totalidad de los ejercicios contables han tenido que reformular sus cuentas, unas veces por obligación judicial y otras a requerimiento de los que sus dirigentes denominan los disidentes.

Sinceramente, en otras condiciones y si el expediente de expulsión, por ejercer el derecho a la libertad de expresión, hubiese tenido consecuencias únicamente sobre mi persona mi contestación hubiese sido otra, pues tendría a gala y a mucha honra el que me expulsaran de una entidad que ha sido secuestrada por los intereses personales de unos pocos, sin escatimar en lo que sea necesario para no perder ese «pesebre» que ahora se encuentra al borde de la quiebra.

Pero resulta que, en este absurdo proceso, a quien expulsan no es a un servidor, sino a Cepyme Alicante, provocando un cisma en el mundo empresarial de nuestra provincia, del que sólo ellos son responsables.

¡Claro, todo tiene un porqué! Al igual que algunos no entendíamos por qué se intentaba mantener una plantilla que no tenía ocupación, ni existía capacidad para poder pagarles su salario... después descubrimos que únicamente se trataba de justificar expedientes, convenios y subvenciones.

Los que no vivimos de todo esto se nos hacía de difícil comprensión, en el caso del expediente de expulsión, este modo de actuar. Con el tiempo vemos que el verdadero interés estaba en evitar que los juicios pendientes pudieran ultimarse con sentencias en contra de su gestión y, es por eso y no por otra cosa, por lo que «se inventan» un expediente vergonzoso, y terriblemente mal instruido. Así, saltándose toda lógica, se termina expulsando a Cepyme de Coepa.

Pero, estimados señores, ¡No lo van a tener ustedes nada fácil! Agotaremos todos los recursos posibles, recurriremos a la asamblea de la patronal y después a los tribunales de Justicia, donde no tienen esa ventaja de posición dominante que da el talonario de las cuotas. Allí se sabrá la verdad. Después exigiremos las responsabilidades personales que correspondan.

Sigan diciéndoles a los miembros de su junta directiva y comité ejecutivo que los artículos de los nuevos e impugnados estatutos de Coepa les exime de responder con su propio patrimonio y que eso es suficiente para librarles de todo mal. Por desgracia, será muy triste el día en que todos se sienten en el mismo banquillo, el de la responsabilidad personal. ¡A ver cómo se lo explican en ese momento!

Sin duda, serán las mismas explicaciones que les han dado a los consejeros de la SGR, nombrados por Coepa, ahora repudiados y olvidados a su suerte, con sanciones millonarias y sin ofrecerles absolutamente ninguna salida. Debería, cuando menos, darles un poco de vergüenza, pero bien es cierto que de lo que no se tiene no se puede dar.

Ahora ya llegamos al punto en el que lo difícil que era superar al predecesor, convertido después en financiero «modelo» y «apreciado» por toda la geografía alicantina, puede batir el récord de la vergüenza, llevando a Coepa a la quiebra absoluta con graves responsabilidades para todos sus compañeros de viaje. También será interesante conocer si el instructor del procedimiento, que aquí actúa como el muñeco sin vida, son compañeros del mismo curso de concurso de acreedores que ambos necesitan. No estaría de más que le den un repaso a sus cuentas y al contenido de la Ley.

En resumen, no se puede dejar el volante del autobús a quien no tiene carnet y que, además, en su currículum, presume de haber estrellado ya varios vehículos y otros tanto que lanzó por el precipicio hace algún tiempo y que todavía están cayendo al vacío.

Como me he enterado del resultado de expulsar a la confederación por este medio, por el mismo conducto lo comento. Por supuesto, a título personal. El correspondiente recurso judicial vendrá de la mano de la dirección jurídica de Cepyme Alicante, una vez consensuado por su junta directiva.