Carolina Punset, la portavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencianas, ha ofrecido un pequeño muestrario de lo que en realidad representa (es) ese partido (dicen) de la derecha moderada más centrada que el Partido Popular; menos escorado (comentan) a la derechona de los populosos; más preocupado (aseguran) en ofrendar nuevas glorias a España, aunque sin caer (se rumorea) en el facherío de la calle Génova.

Durante el debate de investidura de Ximo Puig como presidente de la Generalitat, Punset ha enseñado la patita de Ciudadanos. Y lo ha hecho con lo habitual en organizaciones de este jaez, tirándose al cuello del idioma, ese elemento vehicular menor que para nada une a los pueblos, si nos atenemos a la doctrina apuntada por esta política en ascenso que, recordemos, llega de apuntalar al Gobierno del Partido Popular de Altea.

Estas son sus frases textuales: "[El valenciano] puede ser entrañable pero poco útil para encontrar un empleo (?) allá donde triunfa la inmersión lingüística se vuelve a la aldea, y se frena el desarrollo personal y colectivo" de la Comunidad Valenciana.

En suma, que el valenciano es cosa de aldeanos y no de niña bien. El fenómeno daría para un programa de su padre en La 2. En la confusión habitual de churras y merinas, Punset ha pasado del uso del valenciano a los peligros del soberanismo, como si hablar una lengua supusiera pedir un referéndum o silbar el himno español en la grada de un estadio. Ahora entenderán quienes votaron a esta formación huyendo de la corrupción y del enfrentamiento entre iguales que solo es cuestión de tiempo que Ciudadanos y PP acaben siendo lo mismo. De los mismos lodos vienen. No tardaremos en verlos en el mismo charco de barro.

@jorgealaddin