He leído en un diario digital estas declaraciones de Mónica Oltra a propósito de su encuentro con la candidata de Ciudadanos a la Presidencia de la Generalitat Valenciana, Carolina Punset: «Cuando se juntan dos mujeres no hay tanta testosterona y como estoy un poco saturada de testosterona con esto de los pactos porque en los pactos todo el mundo pone la testosterona encima de la mesa, cuando nos juntamos dos mujeres no hace falta».

En unas elecciones en las que en el espectro ideológico de la izquierda el símbolo del cambio ha sido liderado por mujeres, choca mucho observar que en las fotos sobre los pactos para futuros gobiernos las comisiones negociadoras estén compuestas casi exclusivamente por hombres ¿Se refería a esto Mónica Oltra? ¿A que si hay más mujeres hay menos agresividad y mayor asertividad? ¿Acaso a que las mujeres nos sentimos más cómodas actuando con otras formas situadas más en el plano colaborativo que en el de la confrontación y la competencia por el poder? Es posible. Al fin y al cabo, así se nos ha socializado a las mujeres, aunque de poco haya servido eso en política, pues ha sido históricamente y hasta ahora un ámbito construido a medida de, por y para los hombres.

¿O quizás (o además) se estaba refiriendo al contenido de los pactos? Tras las elecciones, ha afirmado reiteradamente que lo prioritario de los pactos sería el qué (el programa de gobierno) y no el quién (la presidencia de la Generalitat). Sin embargo, parece que no ha sido muy difícil acordar ese «qué» en el que rescatar personas se ha situado en los primeros lugares. Todavía no sé si se habrá tenido presente en ese plan de rescate que mujeres y hombres ocupamos posiciones desiguales que no hacen más que profundizarse y agravarse en situaciones de crisis. Así que tendremos que esperar a conocerlas para testar el nivel de testosterona de esas medidas.

Sólo queda, pues, el «quién». En otro diario digital, preguntada por esa cuestión, Mónica Oltra contesta: «Que el PSOE vea eso innegociable es una imagen de testosterona. Hace falta una política de gran angular, que es lo que tenemos las mujeres para ver más posibilidades y escenarios. Los hombres son más de teleobjetivo. Por eso nos complementamos bien». La afirmación no la entiendo, pero es que la explicación no la comparto en absoluto ¿Complementarse? Ya hace tiempo que el feminismo desveló que el argumento de la complementariedad de los sexos ha sido básico para justificar y mantener las normatividades masculina y femenina en que se anclan las desiguales relaciones de poder de mujeres y hombres. Así que ni gran angular ni teleobjetivo; gafas violeta (las del feminismo) para todo el mundo, que buena falta nos hacen.