Si lo que pronostica el sondeo electoral que INFORMACIÓN les ofrece hoy es lo que finalmente pasa el próximo domingo, pueden ustedes reírse de los problemas que está teniendo Susana Díaz para formar gobierno en Andalucía porque lo de aquí si que va a ser un auténtico calvario. Unas Cortes Valencianas a seis bandas y con el partido que más votos saca -el PP- a veintitantos escaños de la mayoría absoluta no es precisamente un escenario propicio para la estabilidad, máxime cuando su posible socio de legislatura -Ciudadanos- no logra, pese a convertirse de la nada en la tercera fuerza política, los suficientes asientos en el parlamento autonómico como para formar un gobierno de coalición o para servir de muleta a un Alberto Fabra al frente de una Generalitat en solitario. Donde las matemáticas sí cuadran es por el sector de la izquierda, ahí sería posible, según el sondeo, un pacto y elegir a un presidente del Consell de entre los integrantes de las cuatro listas que logran escaños -PSPV, Podemos, Compromís y Acord Ciutadà, la marca de EU para estos comicios-. Pero, como decía mi abuelo, una cosa es la magnesia y otra la gimnasia, y que los números digan que la izquierda puede gobernar no significa necesariamente que vaya a gobernar. La historia de nuestra democracia está repleta de desencuentros entre los partidos que van desde el centro izquierda, donde se puede situar a los socialistas, a la izquierda más izquierdosa, donde cabría poner a EU y Podemos. De hecho, un ejemplo de esa increíble capacidad que tienen estas formaciones de disentir lo tenemos en estas tierras, donde Compromís, un importantísimo actor en esta representación a tenor de los resultados que le pronostica el sondeo, nació de una ruptura ideológica en el seno de Esquerra Unida. Así que aventurar que porque todos estén de acuerdo en echar al PP del gobierno de la Generalitat va a haber pacto y Consell cuatripartito es mucho decir. Y más cuando del pronóstico que ofrece el sondeo tampoco se puede deducir un liderazgo claro en ese bando, ya que los socialistas de Ximo Puig, que serían los más votados de la izquierda, sufrirían un importante correctivo con la pérdida de trece escaños, quedándose con 20 y sumando menos que Podemos, Compromís y Acord Ciutadà juntos. Como ven, un escenario muy complicado para conformar mayorías de gobierno, tanto por la derecha, con un Ciudadanos ascendente que no va a estar por la labor de facilitar las cosas al PP, ya que no es descabello pensar que aspire a sustituirlo y no se consigue eso dándole el gobierno; como por la izquierda, donde las comas y los puntos del programa, programa y programa amenazan con meterlos en un callejón sin salida. Pero por si esto fuera poco, no olviden que todos van a estar mirando con el rabillo del ojo a las generales de finales de año y que por eso nadie va a estar por la labor de retratarse antes de tiempo. Volviendo a mi abuelo, él lo resumiría así: ¡Y encima, un huevo duro!
