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Insensatos

En la historia no escrita en su totalidad del renovado Carnaval en Alicante tras el largo y penoso paréntesis del franquismo hay muchas cosas y personas que merecen ser rescatadas del olvido.

Hoy nos referiremos sólo a una: la nominación de insensatos y más aún la entrega de estatuilla, pergamino u otro regalo que dejaba cada año constancia de los muy merecidos nombramientos.

El escenario de esta contraceremonia iba variando con las mismas circunstancias del propio cambio de los festejos.

Por ejemplo, se realizaron desde los minicines Astoria hasta el Clan Cabaret, pasando por los bajos del palacio de Labradores, hoy Archivo Municipal y varios años sede del Col.lectiu Carnestoltes, a una nueva sede en la calle Sargento Baíllo o a otra, más fría aún, situada en la antigua cochera de tranvías.

Se trataba siempre de premiar, principalmente al principio, a cuantos de una u otra forma prestaron apoyo sin condiciones al renacimiento carnavalero, pero más tarde, y por extensión, fueron nombradas personas de toda índole que por su propio quehacer personal y profesional nos parecían imbuidos de lo que en el fondo representa y significa el Carnaval, como dar una o más vueltas a nuestra propia vida como si de un calcetín se tratara, enmascarar la vanidad y desenmascarar el tesón y hasta resaltar con bonhomía, como si no valiera nada la dedicación a lo que exige esfuerzo por distinto.

Tampoco queríamos que pasaran desapercibidas personas y cosas que en sí mismas son pura inversión de lo acostumbrado o bien visto, actuando en sus vidas contra lo establecido y más aún rompiendo con sus maneras de ser y hacer cuanto pueda haber de rutinario o aburrido y con poco o ningún fuste.

Por ejemplo, se le concedió a Idelfonso Prat (q.d.e.p) y al grupo de bomberos que lideraba, por tantas noches al raso, poniendo a la ciudad bajo uno u otro disfraz, con pendones colgados de todas partes, ayudando en loco montaje de distintas arqueologías urbanas.

Casi por lo mismo se les concedió a Víctor y a Ginés con todo el personal de Talleres Municipales, carpinteros, pintores y decoradores de calles y escenarios para los músicos e inventores de pasarelas arriesgadas para desfiles de máscaras.

Hay que ser muy insensato para atender y hasta obedecer las insinuaciones locas de cuantos componían los colectivos organizadores

También se le concedió a Gato Pérez, a posteriori por su pronto y lastimoso fallecimiento. Nadie podrá olvidar lo que pudimos gozar aquel martes de Carnaval en el que diluviaba y como había cobrado de antemano no dejo de actuar en los bajos del Archivo en toda la noche.

Algo parecido a lo que el maestro Esplá ofrecía cada corrida a sus incondicionales con sus bailes tan bellos como valientes, insensatos, con los dos palitroques a escasos centímetros del morillo de sus toros.

O ¿ no demostró autentica insensatez Arsenio ofreciéndose una y otra vez a entrenar al Hércules y Pedro Soriano con sus arriesgadas hogueras aunque se fuera al suelo el remate de alguna e intentasen amargarlo con críticas acerbas?

Tampoco faltó un insensato para el profe querido Agustín García Calvo que en uno y solo discurso podía decir una cosa y su contraria. En el de Tomás Ramírez, se personificó a tantos buenos periodistas que hicieron este Carnaval grande y masivo. Como en Monique (d.e.p.) y Cari, a las muchas mujeres que le dieron y dan color y calor muy especiales y por ofrecer serenidad y eficacia a un colectivo que se rige y desgobierna mediante sicodramas interminables.

Por todo lo dicho y más que se podía afirmar sin que sea ni más ni menos verdad que lo afirmado, la mayoría de los miembros del Col.lectiu Carnestoltes aunque dormidos hemos acordado en asamblea informal y con desorden pero eso sí por unanimidad casi unánime, descartando tras su nominación por demasiado sensato, al amo del modulo cuarto que ha sabido atesorar tesoros ajenos hasta convertirlos en propios y proponer como insensato mayor del reino este de marras y de la republica de los seguidores de Don Carnal, al pequeño Nicolás o como quiera se llame quien con pocos años y menos caudales propios ha puesto en solfa con sonoros acordes de arriba abajo y de derecha a más aún de lo mismo, a los más floridos y pomposos personajillos del país que los dioses guarden de la Troika y la Merkel. Amen.

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