Me sugieren desde este periódico que dedique mi columna, sin apartarme de la temática habitual, a hacer una crónica del año que se acaba. Le he dado muchas vueltas y creo que lo que pueda decir serviría también para la crónica de 2013, de 2012, de 2011, de 2010 y así hasta 2004, cuando comencé a escribir aquí. Quizá bastaría con el título de la canción con la que Julio Iglesias ganó en el Festival de Benidorm un año antes de que servidora naciera: la vida sigue igual.

Para las mujeres la vida sigue igual. Igual de jodida, quiero decir. Nos siguen matando sólo por el hecho de ser mujeres, que es muy grave. Y se agrava más cuando a quienes nos gobiernan no parece preocuparles lo más mínimo. Seguimos cobrando menos que los hombres por realizar un trabajo de igual valor. Seguimos siendo las primeras damnificadas por la reforma de las condiciones laborales y la situación del mercado de trabajo: más paradas y las «reinas» de los contratos parciales y precarios. Seguimos siendo las responsables de conciliar la vida familiar y laboral. Un apunte respecto de esto último: conciliar es tratar de ajustar dos ámbitos opuestos entre sí, o sea, algo imposible; y siempre se habla de vida familiar y laboral ¿dónde queda la vida personal? Eso no existe para las mujeres a menos que decidan vivir solas y no tener hijos. En fin, las mujeres seguimos siendo el estado del bienestar allá donde éste no llega porque seguimos encargándonos de todas esas tareas de cuidado en sentido amplio. Eso de compartir responsabilidades todavía nos queda lejos, ahora que, si hay divorcio, bien que se usa la petición de custodia compartida como arma. Estaría bien ver si esta custodia se pediría también para los familiares dependientes.

¿Hablamos de política? Seguimos estando insuficientemente representadas en todas las instancias y todavía hay que aguantar el rechazo y boicoteo a los porcentajes de representación equilibrada que introdujo la Ley de Igualdad en las candidaturas electorales. ¿Hablamos de poder económico? Da vergüenza ver los testosterónicos consejos de administración de las empresas del Ibex 35.

Podría ocupar todas las páginas de este suplemento dominical entero, porque son cuestiones que las feministas ya llevaban en la agenda política de la Transición y ya ven cómo andamos todavía. Pero, aunque estemos jodidas, no nos resignamos ni aceptamos que nos arrebaten derechos. Si algo hay que destacar de 2014 es que fuimos capaces de movilizarnos masivamente el 1 de febrero contra el anteproyecto de reforma de la ley del aborto que le costó ocho meses después el puesto de ministro a Gallardón. Entonces ¿qué? ¿Dejamos que la vida siga igual o decidimos que es hora de levantarse?