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Semana y media

Andrés Castaño

Políticos entre petróleo y explosivos

LUNES 15El zombie pícaro

El presidente canario, Paulino Rivero, es la última víctima del síncope matinal que sufren algunos de los invitados a los llamados desayunos informativos, en realidad un pretexto para zascandilear entre cruasanes. La mente embotada, los ojos legañosos y la instintiva predisposición a sorprender a la audiencia producen insignes melonadas y hoy ha sido el turno de Rivero a cuenta de las prospecciones petrolíferas en el archipiélago. Dice el sonámbulo presidente que «reza para que no se encuentre petróleo en Canarias», una piadosa declaración que contrasta con las súplicas del resto de la humanidad para que su subsuelo esconda una charca de aceite negro. Esto podría evocar el precedente de los emperadores Ming, quienes cerraron China al comercio oceánico garantizando así su sumisión a las potencias europeas. Pero Rivero, al fin y al cabo otro trapisondista populachero y no un ecologista utópico que añora los felices tiempos del tam-tam, añade que si se encuentra petróleo, él reclamará su parte.

MARTES 16Efecto placebo

Se cita erróneamente a Cataluña como la región menos ejemplar de España cuando la UE la sitúa en cuarto lugar en su Índice de Calidad de Gobierno de 2012 tras Galicia, Valencia y Castilla-La Mancha, una proeza meritoria careciendo de dinastías como los Pujol. No obstante, maravilla por extravagante que una de las regiones occidentales más desarrolladas y con mayor dosis de autogobierno haya institucionalizado el latrocinio al tiempo que acusa a sus vecinos de parasitismo, como si en Torrelavega o Barbate supieran algo del 3% de mordida convergente. La explicación clínica de este trastorno bipolar colectivo es casi cómica y pasa por la confesión de uno de los implicados en el "caso Palau": «Cataluña somos 400 personas». Y es que mientras las imputaciones van poblando de cruces negras este listado de alcurnia, TV3 disimula emitiendo de vez en cuando algunas películas sintomáticas: el apuesto jornalero seduce a la amada en catalán mientras que el malvado cacique arenga a sus matones en castellano. Eso es hacer patria con transbordo en Andorra.

MIÉRCOLES 17El telón de azúcar

Cincuenta años años después de que Fidel Castro rebautizara a la CIA como «Agencia Central de Cretinos Yanquis» cuando sobornó a un camarero para que envenenara su batido de mango, Raúl Castro y Barack Obama han clausurado el último resabio de la «guerra fría». Ambos han elegido encuadres nada casuales: a Obama le flanqueban los bustos de dos predecesores que adoptaron la «doctrina Monroe» (el continente es nuestro) como premisa estratégica inalterable; a espaldas de Raúl, los retratos de tres mártires revolucionarios parecían descartar la traición como móvil del acuerdo. Es claro que las penurias de Putin y el locuaz caos venezolano han disuadido al castrismo de prolongar la letanía de embargos, balseros y Guantánamos; en cuanto a Obama, quizá haya pretendido exhibir músculo exterior tras haber sido acusado justificadamente de abulia. Lo incontrovertible es que Fidel Castro se unirá al grupo de dictadores que mueren en su propia cama y no en un paredón o de un infarto mientras juegan a la ruleta en su exilio monegasco.

JUEVES 18Spanish movie

El PP posee una extraña habilidad para perder fiscales generales y Torres-Dulce ha mantenido la tradición. A Torres-Dulce se le percibía en trance de erupción desde hace algunos meses y probablemente el guirigay organizado por Mas haya acelerado el proceso. Lo cierto es que el Gobierno tenía tres opciones: impedir la celebración del referéndum, tolerarlo por juzgarlo tan ridículo como irrelevante o proceder penalmente ante el hecho consumado. Esta última era la menos aconsejable y fue naturalmente la elegida por un Gobierno adicto a la máxima «peor que un crimen, un error». Porque, amén de prevaricar por omisión, el Gobierno ha permitido que Mas se presente como un Espartaco sin taparrabos. Es comprensible que al cinéfilo Torres-Dulce le fatigue el formato chusco del reality político y prefiera regresar a las comedias clásicas con un guión inteligible e intérpretes convincentes. Es la diferencia entre Murieron con las botas puestas y Perdieron con los votos puestos.

VIERNES 19En tiempo real

A las ocho de la mañana, la pantalla ha anunciado que un parado había estrellado su coche contra la sede del PP en Madrid. El reportero desplazado al lugar pontificaba que la desesperación le había impulsado a «tomarse la justicia por su mano», una reflexión chocante ya que sólo podía sugerir que el hombre era un antiguo empleado del PP o que había perdido su empleo después de 2012. Una hora más tarde, el justiciero en paro se había convertido en un empresario a quien «las cosas le habían ido mal», ese eufemismo que describe la ruina prematura. Poco después, alguien añadía tenebrosamente que el vehículo estaba cargado de explosivos y un tertuliano especialmente adicto a los disparates ha introducido la variante islamista. Sin embargo, a las nueve de la mañana el «empresario-trabajador- islamista» ha dado paso a un perturbado para desconcierto de las trillizas que conducen el marujeo televisivo de las mañanas. Nunca pensé que echaría en falta a Iglesias o Monedero.

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