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Con estilo

La gran belleza

La bellísima, nunca mejor dicho, película de Paolo Sorrentino, ese gran paseo por el amor y la muerte, de exultante e increíble divinidad estética y controvertida ética... es también una metáfora de lo bien que podría haber sido la vida de doña Cayetana de Alba, la última gran duquesa que podría haber salido del cuadro de Goya para levitar entre los mortales con sus zapatitos y manoletinas de casi juguete. Siempre fue una mujer de armas tomar, de esas que como Katharine Hepburn tentaba a los caballeros más impresionantes como la «fierecilla domada» o les dedicaba frases dignas de Historias de Philadelphia entre sus tazas de porcelana inglesa, su estilazo Osborne, los «tropocientos» títulos (que ya ni se cuentan...) que la hacían tener que ceder el sitio a los mismísimos reyes en algun acontecimiento nobiliario? Cayetana, la personalísima Cayetana, ha sido y será un pedazo de mujer que acogió artistas, cultura, cenáculos de opinión en su Palacio de Liria en plena Transición, que le plantaba su criterio al mismo Franco y criticaba hasta a la «collares» a sabiendas de que ella sí podía. Y que sacaba de quicio a cuantos mediocres y grises de la época la veían montar a caballo cuando le daba la gana y alternar en Bocaccio con quien también le venía en gana. O casarse con Jesús Aguirre y ponerse el mundo por montera? Ojalá en vez de Sevilla, nuestra tierra hubiese tenido Grandes de España con tanto brío, con tanta dedicación a libros, cultura y mecenazgo, y con el carácter de hacer lo que quería, de amar como le daba la gana, de ser libre y hacer libre con su desparpajo a tanto acomplejado social, patanatas puritano e hipócrita o despojos humanos de doble moral, que la ponían verde mientras visitaban algunos «espacios» poco dados al rezo y la letanía.

Y esta gran y pequeña mujer, seguro que es parte de que otras mujeres seamos lo que vamos queriendo ser, aunque todavía de ella aprender, hay que aprender. Mujeres como Carmen Calvo, hermana de artista y familia de gente preocupada por los demás. Otra «grande» de España que, como otras, hacen también «ducados» con su entrega y sacrificio a los demás. Por eso en la próxima V Gala de la Salud recibirá un gran premio. Como los otros alicantinos que si Cayetana hubiese conocido habría hecho feliz. No me cabe la menor duda que se habría enamorado de Adán Aliaga, o de Chema García Ibarra, Carola Rodriguez o Fran Ruvira, o cómo no, de Juanjo Payá. De sus ganas de hacer arte, cine, de luchar por principios de vida, por hacer una vida en ese principio que es la cultura, o por hacerlo desde aquí, que no es precisamente fácil. Así que Cayetana en su «pàlazzo» de buen grado habría compartido ese té de tarde, esos aperitivos famosos con guitarra y cante, esas noches de bohemia con los mejores con ellos y dando las gracias a gente como ella.

Porque para hacer lo de siempre, ya estaban todos los demás. Que donde estés, el cielo sepa apreciar que tu genio y figura, merecen más que una buena flor de lis. Feliz domingo.

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