Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Isabel Vicente

Derechos a la basura

La presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica Oriol, cree que deberíamos cargarnos de un plumazo las medidas de apoyo a las madres trabajadoras porque: «Si una mujer se queda embarazada y no se la puede echar durante los once años siguientes a tener a su hijo, ¿a quién contratará el empresario? Prefiero a una mujer después de los 45 años o antes de los 25, porque por el medio, ¿qué hacemos con el problema?». Se refiere, supongo, a las dificultades que las empresas tienen a la hora de despedir a las mujeres que hayan pedido reducción de jornada por ser madres, y argumenta que esas regulaciones que ayudan a la conciliación laboral perjudican a las mujeres porque entonces nadie va a querer contratarlas. Fantástico. Carguémonos pues las 16 semanas de baja por maternidad, la hora de lactancia o la posibilidad de llevar el crío al médico para que nos quieran los empresarios. O mejor, dejemos de tener hijos. Ella da la solución: «El sacrificio para llegar a un puesto directivo tiene un precio y es que o te casas con un funcionario o tienes un marido al que le encantan los niños». Se le ha olvidado la posibilidad de dejar a los críos en un orfanato como muestra de la enorme capacidad de sacrificio por la empresa de la mujer trabajadora porque, como dice Oriol, los hijos son cosa nuestra a no ser que a nuestro maridito le encanten los niños. Yo, ya metidos en el bucle regresivo al que nos ha llevado esta mujer, me quedaría con el consejo de mi abuela de casarme con un millonario, y que le fueran dando a la Oriol con sus contratos, pero de momento no me queda otra que cumplir en mi trabajo como la que más, igual que millones de mujeres con hijos, y dar gracias a los poquitos derechos que me permiten hacerlo. Que una empresaria de éxito como Mónica Oriol y madre de seis hijos lance un argumento tan retrógrado, injusto y dañino hacia las mujeres, me lleva a pensar que lleva tan interiorizado el machismo en su ADN que no mide el alcance de sus palabras, aunque también me temo que no hace más que decir en voz alta lo que piensa más de un empresario en este país. Los menos, espero.

Esta mujer, en cualquier caso, es una bomba de relojería andante. Hace unos meses propuso bajar el salario mínimo a los jóvenes sin formación, porque «no producen», y otra vez dijo que habría que bajar el subsidio de desempleo porque «nadie acepta un trabajo si tiene por delante dos años de prestaciones». Quizá el problema de Oriol es que su punto de vista exclusivamente empresarial le hace olvidar que para avanzar en una sociedad más justa, las leyes tienen que primar a las personas y no a los números.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats