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Antonio Sempere

Balance de daños

En medio del balance de daños, una noticia positiva: la sede histórica sede social de la CAM en la calle San Fernando se convertirá en subsede de la Universidad de Alicante, que anuncia la apertura de una biblioteca 24 horas. La noticia es excelente, pero el sustrato deja un sabor amargo. El Sabadell, que compró por el precio simbólico de 1 euro el imperio CAM, no sabe qué hacer con tanto patrimonio. Un patrimonio que, sólo en mantenimiento, es un dineral. Y toma decisiones como la de realizar una cesión por 10 años del que fuese edificio noble de la Caja de Ahorros del Sureste de España, después de Alicante y Murcia, después del Mediterráneo. Ay, si nuestros abuelos y bisabuelos levantasen la cabeza.

Por el momento, que se sepa, los platós de la Ciudad de la Luz no se utilizan como secadero de jamones. Pero tiempo al tiempo. El Centro de Estudios cerrará sus puertas en septiembre sin que se sepa qué futuro le espera a sus suntuosos despachos directivos. Podrían organizar visitas guiadas, e invitar a los responsables de todos los colegios e institutos públicos de la provincia. Para que los vean y comparen.

El Centro Cultural Bancaja de la Rambla, cerrado hace más de un año, sigue acumulando porquería en el zaguán. Algo que no parece importarle al mendigo que, a tiempo parcial, suele instalarse en sus puertas, bajo el mugriento logotipo de la entidad.

El balance de daños, sus consecuencias, son infinitas. Valgan estas breves líneas como apunte de urgencia de la más larga demolición nunca vista en estas tierras por la gente de mi generación.

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