La importancia de la familia para el individuo es tal, que podríamos decir que la mayor parte de nuestros rasgos han sido heredados de ellos, tanto a nivel genético como a través de los hábitos aprendidos en la convivencia. Sin embargo, la familia, al igual que un ser vivo independiente, también puede enfermar.

La familia disfuncional es aquella que emplea pautas insanas para relacionarse, y ello conlleva un deterioro claro de la salud mental o física de sus miembros. Esto ocurre, en muchas ocasiones, porque los padres atraviesan situaciones problemáticas que no llegan a resolver y se perpetúan en el tiempo. Puede que estén pensando constantemente en separarse pese a que nunca lleguen a hacerlo. Puede que sufran enfermedades mentales o adicción a drogas. Tal vez guarden secretos que, de compartirse, se pondría en riesgo la unión familiar. Aunque, por otra parte, aquellos miembros conocedores de tales secretos, ostentan una posición de poder y de control sobre el resto.

En la lucha por el poder económico, moral o emocional, dentro del seno familiar es frecuente que surjan alianzas que literalmente subyugan a ciertas personas. Y lo más sorprendente es que la mayoría de estas relaciones anómalas se generan de forma inconsciente, es decir, nadie en la familia termina de darse cuenta de lo que realmente está sucediendo.

Otra de las características de una familia disfuncional es la existencia de alianzas entre algunos de sus miembros, que pretenden de este modo alcanzar mayor poder en detrimento de otros.

La sobreprotección es uno de los mecanismos más usados para ejercer control sobre un padre, un hijo, o un hermano. En este sentido, los investigadores han creado la denominación de «padres helicóptero» para referirse a aquellos progenitores que tratan de dirigir la vida de sus hijos ya adultos, decidir los asuntos importantes por ellos, y presionar para que la relación con el resto de familiares se lleve a cabo según su criterio. Muchas veces logran dicha influencia a través del apoyo económico, estrategia que, por otra parte, impide que sus vástagos lleguen algún día a ser por completo autónomos ya que, sencillamente, no lo necesitan.

Los mensajes mixtos que se transmiten en muchas familias disfuncionales también generan conflictos morales. Consisten en pedir a los miembros unos valores de cara al exterior y otros opuestos de puertas adentro.

Tener en cuenta todos estos factores nos puede servir para identificar aspectos mejorables y poder acercarnos de un modo más sano a algunas de las personas que más amamos.