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Indulto para una madre

No me gusta este invento del día de la madre. Creo que es como un caramelito que se da a las mujeres por todo ese trabajo gratuito que implica la crianza de hijas e hijos. Por eso yo no lo celebro, aunque este domingo coincide que voy a comer con mi madre. Un significado diferente tiene este día de este año para Verónica. Quizá sea el último que puede celebrarlo como cualquiera. A su madre, Mari Carmen, la van a meter nuevamente en prisión el próximo jueves porque se volvió loca al pensar que el hombre que violó a su pequeña cuando sólo tenía 13 años había salido de la cárcel y podía volver a hacer lo mismo. Su transtorno fue tal que lo roció con gasolina y le prendió fuego. El hombre murió días después porque quienes le auxiliaron cometieron la imprudencia de apagar las llamas con un extintor. Pero la que cargó con las culpas, antes y después, fue solo ella.

Enferma desde que violaron a su niña, el indulto le ha sido denegado dos veces por Gallardón. Ese ministro que casi al mismo tiempo que denegaba el segundo indulto a Mari Carmen justificaba en el Congreso la concesión de esta gracia al empresario Miguel Ángel Ramírez Alonso, sospechoso de financiación irregular al PP y beneficiario de numerosas adjudicaciones de contratos con la Administración. Las razones fueron casi las mismas que para el conocido indulto al kamikaze: ausencia de antecedentes penales y de peligrosidad social del condenado. A ello se une la situación de enfermedad y la no reincidencia. Pero nada de esto se ha tenido en cuenta en el caso de Mari Carmen ¿No les parece sospechoso?

Mis colegas de Derecho Penal de la Universidad de Alicante publicaron hace tres años un interesante estudio sobre el indulto. En él sostienen que «en la medida en que el órgano que concede el indulto es el poder ejecutivo, puede afirmarse que también tiene un claro carácter político, siendo la política de indultos una manifestación de la política criminal del Gobierno. Ello, unido a la falta de transparencia del proceso y a la ausencia de una regulación pormenorizada de las circunstancias que motivan la concesión o denegación del indulto, suscita con frecuencia interrogantes sobre las variables referidas al contexto político del indulto y, en particular, el ministro que lo concedió». La cuestión es que ni el contexto político del indulto ni la política criminal de este Gobierno ni Gallardón, el ministro que denegó los indultos a esta madre, suscitan, a estas alturas, ninguna duda sobre su misoginia. Lo único que nos queda es combatirla. Y una forma es solicitar nuevamente el indulto ¿Lo denegará por tercera vez?

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