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Lorena Gil López

Que Castedo se pegue con Bonig

Los vecinos de Alicante, San Vicente del Raspeig, El Campello, Mutxamel y Sant Joan d'Alacant que utilizan los autobuses azules para desplazarse por la comarca andan estas semanas preocupados por qué ocurrirá con el sistema de transporte interurbano: ¿Subirán los precios de los billetes? ¿habrá menos frecuencias? ¿se quedará el servicio como algo residual?

¿Y qué pasa con la empresa y los trabajadores amenazados por un ERE? Pues que empleados y sus familiares, respaldados por los sindicatos, los partidos de izquierda y usuarios, muchos de ellos personas mayores, salieron a la calle para defender el mantenimiento del servicio.

A quien no se vio por allí fue a ninguno de los alcaldes de las poblaciones de la comarca. Claro, se me olvidaba, es que los regidores de San Vicente, El Campello, Mutxamel y Sant Joan, todos ellos del PP, han tomado una postura clara, cómoda y facilona: no vamos a hacer nada, mejor estar calladitos no sea que nos toque pagar algo, vamos a dejar que la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, se pegue con la consellera del ramo, Isabel Bonig, y que Alicante siga pagándonos el autobús.

La presidenta de la Diputación y alcaldesa de San Vicente, Luisa Pastor, se contenta con actuar de intermediaria entre ambas dirigentes y se escuda en que la única línea que da servicio al municipio genera superávit.

El primer edil de Mutxamel, Sebastián Cañadas, echa balones fuera, para variar, y dice que el Consell mantiene el compromiso de que no habría perjuicio para los vecinos. Supongo que no le ha servido de lección la promesa que le hizo Císcar de que daría 500.000 euros para que se construyesen las tuberías en la estación depuradora y los agricultores puedan disponer del agua que se está tirando desde hace dos años al Río Seco.

Mientras, la vecina Sant Joan, ante la ausencia por enfermedad del alcalde, Manuel Aracil, el «hijísimo», David Aracil, se dedica a defender en las redes sociales, donde el periodista no le puede preguntar, la posición del Consell y asegura con rotundidad que el servicio no costará «ni un solo euro» a las arcas municipales.

Por su parte, el alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer, lo tiene más fácil, ya que el tranvía le asegura la conexión con la capital, y poco se va a mojar en este tema. Eso sí, luego que no vengan con lamentaciones y con que la culpa la tiene Castedo, que bastante tiene con lo suyo, que no es poco, como para tener que comerse el marrón de otros.

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