Nuevas Generaciones del PP quiere total transparencia, tanta, que incluso pretende que hasta los cargos de confianza declaren sus bienes. Los cachorros populares o no deben estar del todo satisfechos con la recién aprobada Ley de Transparencia -la izquierda votó en bloque en contra en el Congreso-, o cabe la posibilidad de que les haya entrado un afán renovador muy distante de la posición de los actuales dirigentes de su partido. Y es que manda narices, por no decir la frase ya conocida y manida del embajador Trillo, que los populares se pongan a la cabeza contra la corrupción, cuando tienen sobre la mesa el molesto caso Bárcenas -la presunta contabilidad B del PP- o un sinfín de imputados que campan a sus anchas en las instituciones de esta Comunidad, por poner un ejemplo. Somos el país de las leyes, aunque un gran porcentaje de ellas o no se cumplen o no se aplican.
Pero es que el poder corrompe. El PP, el PSOE, CiU, incluso sindicatos como UGT en Andalucía, no tienen la culpa; es ley de vida. Miren el partido del desaparecido Nelson Mandela, diezmado por líderes ávidos de más poder y riqueza. Representantes políticos acusados de malversar caudales públicos y similares lindezas. Y eso por no hablar de su familia... Si un hombre al que se le compara con Mahatma Gandhi no pudo extirpar el cáncer de la corrupción, ¿qué le van a pedir a Rajoy con sus discípulos? Pues eso, que no nos lo creemos.
La iniciativa de NN GG es loable y, aunque escéptico, espero que la lucha contra los sinvergüenzas se tome muy en serio. Aunque quizá haya que esperar a que los «pequeñines» del PP lleguen a las instituciones para que se experimente un cambio de tendencia. Mientras tanto, sólo hay un arma: no votar a quienes albergan corruptos en sus filas. Ya, es complicado.
