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Un monumento al miedo

Hoy se cumplen 82 años desde que definitivamente fuera aprobado el sufragio universal en España, hasta entonces vetado a las mujeres sólo por razón de su sexo. Aunque aquel primero de octubre de 1931 ya fue aprobado (por una diferencia de 20 votos), quienes se oponían al reconocimiento de este derecho a las mujeres intentaron dejarlo sin efecto temporalmente mediante una enmienda al texto constitucional, de tal manera que sólo tras la celebración de dos elecciones municipales pudieran las ciudadanas votar en las elecciones legislativas, provinciales y regionales. Los votos socialistas y republicanos (sólo por una diferencia de 4 votos) impidieron tal intento de vaciamiento constitucional por parte de Acción Republicana y de la minoría radicalsocialista aquel primero de diciembre.

Fue la diputada Clara Campoamor la encargada de rebatir esta enmienda, pero no cayó en la trampa de volver a defender el voto para las mujeres. Como bien afirmó «aunque mujer y convencida de la justicia de ese derecho, no voy a defender el voto. Eso ya pasó». Lejos de contestar a los argumentos esgrimidos sobre la poca preparación política de las mujeres o su consideración como «la hipoteca del confesionario», anunció que a lo que iba a contestar era a los verdaderos argumentos y razones que impulsaban la enmienda y que, sin embargo, no constaban específicamente en la misma. Y éstos no eran más que el miedo a que las mujeres votaran mayoritariamente a las derechas. No lo pudo expresar mejor Clara Campoamor: «nos oponemos a que (?) dentro de la misma Constitución, se eleve (?) un monumento al miedo». Por eso afirmó: «Yo voy a defender la Constitución (?) Y ha de advertirse que entiendo que en toda la Constitución los derechos son los mismos» y, en consecuencia, no se podía condicionar el derecho al voto de la mitad de la ciudadanía.

Concluyó su largo discurso Clara Campoamor con las siguientes palabras: «Yo os digo con dolor que lo que hacéis ahora dejando a la mujer extramuros del derecho al voto, confesando un miedo que, además, no es más que hipotético, pero confesándolo, sembráis en su espíritu, con muchísima justificación, la respuesta que os dará dentro de cuatro años o de ocho años votando a los partidos que la defendieron al recordar que vosotros la habéis rechazado. Nada más».

Ahora, casi en cada Consejo de Ministros, se levantan monumentos al miedo que ponen en entredicho la Constitución y los derechos y libertades que reconoce. Ojalá que, como dijo nuestra querida Clara Campoamor, en las próximas elecciones muchas personas recuerden el rechazo de que ahora son objeto. Desde luego, las mujeres que amamos la libertad, lo tendremos bien presente a la hora de ejercer nuestro voto. Nada más.

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