El lunes 17 de junio de 2013 se inaugura la línea de alta velocidad entre Madrid y Alicante. Altos cargos del Estado se hacen la foto para la historia, entre discursos huecos, de espaldas a los ciudadanos y ciudadanas, víctimas inocentes de una crisis, que se ha convertido en la excusa para llevar a cabo el mayor recorte de derechos y servicios públicos jamás conocido.

El 24 de diciembre de 2010 publicaba en este mismo diario un artículo de opinión, bajo el título El AVE que viene, con motivo de su llegada a Valencia. En él hacía unas reflexiones sobre el derroche que suponen los 12.410 millones de euros que costará el macro proyecto de alta velocidad de la zona mediterránea, incluida la llegada del AVE a Alicante y Murcia, de 955 kilómetros de trazado. Ahora sabemos que la línea de AVE Madrid-Alicante ha costado 4.000 millones de euros y el tramo Albacete-Alicante ha supuesto 1.920 millones. ¡Unas cifras que producen vértigo!

Los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP están empecinados en estas costosísimas infraestructuras que suponen una sangría que este país no puede soportar. ¿Cómo es posible que España, que lidera el desempleo en Europa (6 millones), que ofrece el pavoroso escenario de pobreza y exclusión social que nos presentaba hace unos días la Plataforma contra la Pobreza, que recorta miles de millones en la educación, la sanidad o la investigación públicas, se ufane de ser el país que tiene la red de alta velocidad más extensa de toda Europa, por encima de Francia o Alemania, países con mayor PIB y más población?

Considero inmoral y políticamente obsceno la inversión de tantos recursos en este modelo ferroviario que resulta una ruina, por el enorme coste económico en su construcción (15 millones de euros por kilómetro) y mantenimiento (100.000 euros anuales por kilómetro), cuya amortización requeriría un volumen de pasajeros que ni en sueños se va a alcanzar.

Para Esquerra Unida el AVE, que será el tren de ejecutivos y personas de negocios, no es la opción prioritaria de las inversiones públicas. Nuestra prioridad es el desarrollo y modernización de los ferrocarriles de cercanías, transporte más barato y popular, que los ciudadanos usan masivamente en las grandes ciudades para desplazarse a los centros de trabajo o a los centros de estudio. Esta es la opción que mejor puede vertebrar el territorio y la economía de nuestra provincia.

Para EU, si alguna cosa positiva tenía la llegada del AVE a Alicante, era la oportunidad de ordenar con idea de futuro el urbanismo de esta ciudad, unir sus barrios, crear un gran pulmón verde, el gran parque central, y construir una estación intermodal moderna y funcional, un gran intercambiador de medios de transporte, que facilite y agilice la movilidad y las conexiones de la capital con los municipios de su entorno comarcal y provincial. Un instrumento, en definitiva, de centralidad y capitalidad al servicio de la provincia.

Sin embargo, se ha elegido la peor de las soluciones, una chapuza descomunal hecha a salto de mata, sin visión de futuro y sin liderazgo: Una estación provisional aislada, desangelada y fría, alejada de la estación de autobuses y del TRAM, sin conexión alguna con el puerto o el aeropuerto y lejos de la autovía; una estación escasamente operativa que, en la situación de debilidad económica en que se encuentra el país, va a ser más definitiva que provisional. Un proyecto de parque descafeinado, que prácticamente desaparece en su tramo más próximo al centro, en el que está previsto construir (¿en décadas?) una estación soterrada sobre la cual ya advierte ADIF en sus alegaciones que no podrá existir arbolado, ni fuentes ni zona húmeda ni arbórea.

Desgraciadamente la ciudad Alicante, bajo el gobierno municipal del PP, no ha estado a la altura de su papel de capital de la provincia. Valga como botón de muestra el enfrentamiento generalizado de la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, con los municipios que serán destinos finales de los usuarios del ferrocarril (Benidorm, Elche, Torrevieja, etcétera). Error tras error, Alicante ha fracasado como capital, al no ser capaz de ofrecer un centro intermodal de comunicaciones al servicio de su provincia.

La solución que Esquerra Unida propone ha sido presentada y desarrollada en múltiples ocasiones por la Plataforma Comarcal por la Movilidad de Alicante (PCM), pero la falta de sentido común y los intereses económicos de promotores, ávidos de hacer negocio con el suelo y las plusvalías, pueden hacer perder definitivamente la oportunidad histórica de conseguir un gran Parque Central y una Estación Intermodal en superficie que sirva de intercambiador de transporte, que estaría ubicada entre la Gran Vía y la Vía Parque, bien comunicada con la autovía y con el aeropuerto, a través de un ramal ferroviario. Una solución que tiene todas las ventajas: Es sustancialmente más barata en unos 300 millones de euros que el soterramiento, hoy por hoy inviable, permite salvaguardar los elementos del patrimonio de la antigua Estación Término que podrían convertirse en equipamientos para la ciudad y libera el espacio necesario para crear el tan deseado pulmón verde de la ciudad, un gran parque central que conecte definitivamente los barrios de Alicante y llegue hasta el centro de la ciudad.

Por todos estos motivos Esquerra Unida considera que no hay nada que celebrar y por ello no asistirá al acto protocolario de inauguración de la llegada del AVE a Alicante.