Cuando en los años noventa los políticos de esta provincia decidieron convertir el antiguo Hospital Provincial en un museo arqueológico, frente a la propuesta de transformarlo en un hospital geriátrico, pocos imaginaban que en una década se convertiría en el mejor museo de la provincia, el más visitado y el más querido por los alicantinos. La CAM, como no podía ser de otra manera, entendió ese vínculo emocional con la cultura de la tierra y, mientras crecía la deuda de las administraciones con el museo, se convirtió en su principal apoyo, aparte, lógicamente, de lo que pone la Diputación. Con el tiempo entraron Cajamurcia y ASISA, sabedores de que un patrocinio cultural puede ser más rentable que millones en publicidad, pero no todos parecen haber entendido esto.